El timbre incesante de un teléfono resuena por las habitaciones llenas de escombros de una casa bombardeada y acentúa el crujido de los vidrios rotos que se hacen añicos bajo los pies mientras la policía coloca una bolsa para cadáveres.
Nadie responderá al teléfono. El dueño de la casa está sin vida en el suelo de una habitación donde lo alcanzó la explosión de un misil, uno de varios que impactaron en Pokrovsk, una ciudad en el este de Ucrania.
Los misiles que llovieron sobre Pokrovsk el sábado por la noche y hasta la madrugada del domingo fueron parte de un aluvión de ataques contra ciudades en la región de Donetsk, en el este de Ucrania, que dejó al menos 10 muertos el sábado, según el gobernador de Donetsk, Pavlo Kyrylenko. Cayeron mientras Ucrania avanzaba con una contraofensiva justo al norte en la región de Járkiv, haciendo que las fuerzas rusas se retiraran de áreas clave.
Seis de los muertos estaban en Pokrovsk, dijo el alcalde Ruslan Trebushkin en un mensaje publicado en Telegram. La ciudad industrial a unos 40 kilómetros (25 millas) de la línea del frente fue alcanzada dos veces antes por misiles, en mayo y julio, pero nunca hubo tantos en una noche.
Al menos tres personas murieron cuando uno de los misiles impactó entre una hilera de casas pequeñas y las vías del tren cercanas, derrumbando parte de un edificio abandonado, dejando una casa quemada hasta los cimientos y dañando severamente varias más.
Oleksandr Zaitsev, de 67 años, se quedó en silencio frente a la casa de su amigo cuando llegó la policía. La esposa de su amigo estaba llamando a su marido sin parar desde el bombardeo, dijo él, pero nadie respondía.
Las ventanas de la casa se hicieron añicos, las paredes estaban perforadas por la metralla y la puerta de entrada se salió de sus herrajes. En el interior, la policía guardó delicadamente al amigo de Zaitsev en una bolsa negra para cadáveres.