¿Cuál es el secreto de una dieta balanceada para mantener una buena salud? El epidemiólogo genético Tim Spector podría tener la respuesta luego de analizar, mediante un estudio, hasta qué punto nuestros genes contribuyen a una amplia gama de condiciones y enfermedades humanas.
Spector, fundador del Registro de Gemelos del Reino Unido en el Kings College, investigó los genes de 13.000 pares de gemelos para determinar por qué estos grupos de hermanos a menudo mueren de diferentes enfermedades.
“Somos mucho más diferentes de lo que nos han hecho creer”, aseveró durante una entrevista con la BBC.
Para encontrar una respuesta, el científico empezó a estudiar la epigenética: el poder de los factores externos en la forma en que los genes pueden activarse y desactivarse. Como primera conclusión, Spector señaló que el peso entre gemelos puede diferir hasta en 10 kg.
“Sólo podíamos explicar una pequeña parte de esa diferencia de 10 kg con la epigenética”, le explicó Spector a la BBC. Así que supimos que estaba pasando algo que no se debía a los genes”, agregó.
Tras estudiar más a fondo el caso, junto a su equipo de trabajo descubrieron que “lo único en lo que realmente diferían era en sus microbios intestinales”.
“Todos sabemos que unas personas responden a algunas dietas, pero otras no y, sin embargo, tenemos una especie de dogma de que todos debemos ser iguales y que si no perdemos peso es culpa nuestra”, dice.
El científico le pidió a un grupo de gemelos que proporcionaran muestras de heces para medir sus microbios.
“Descubrimos que en todos los casos el gemelo más delgado tenía un microbioma más diverso (mayor cantidad de especies diferentes), y casi siempre tenían un alto número de un par de (tipos de) microbios que sobresalían de la multitud”, señala.
Para demostrar lo que sugería, Spector introdujo una de las bacterias “que adelgazaban” a ratones estériles. Los resultados demostraron que la bacteria Christensenella evitó que los redores “engordaran”.
“Eso demuestra que un microbio beneficioso puede tener un efecto en nuestros intestinos para cambiar de alguna manera nuestro metabolismo y evitar que aumentemos de peso”, aseguró. “Probablemente hay cientos de miles de microbios o cepas como esos que en combinación pueden tener este efecto beneficioso”, continuó.
Otra de las conclusiones a las que llegó fue que para asegurarse de tener microbios diversos en nuestro organismo, debemos tener una dieta variada, que podría alcanzarse si se consume 30 plantas a la semana.
“No significa tener que beber 30 batidos de col rizada a la semana”, indica. “Una planta también es el maní, las semillas, un poco de cúrcuma”, apunta, para continuar diciendo que “cada planta ayudará a promover el crecimiento de un conjunto diferente de bacterias o cepas de bacterias”.
El siguiente paso de Spector fue ver cómo las personas respondían de manera diferente a los mismos alimentos.
Para ello lanzó la aplicación ZOE en Londres y Boston. El objetivo de esta app era sugerir las mismas comidas a un grupo de 1000 personas para poder examinar sus microbiomas. Las comidas debían ingerirse exactamente en la misma hora.
“Observamos grandes variaciones entre individuos en cómo sus niveles de azúcar en la sangre respondían a varios alimentos”, señaló el científico.
Su principal conclusión fue notar que los niveles de azúcar en la sangre de algunos participantes bajaban entre las dos y cuatro horas después a comer. Este grupo tenía más probabilidades de sentir hambre antes y consumir un promedio de 300 calorías más en lo que quedaba del día.
“Nos han lavado el cerebro para que pensemos que todas las calorías son iguales, pero los hallazgos acabaron con ese concepto”, aseguró.
“Los resultados ayudan a explicar por qué algunas personas luchan por perder peso, incluso con dietas de calorías controladas, y resaltan la importancia de comprender la biología única de cada persona en lo que respecta a la dieta y la salud”, detalla la página web Zoe.