Rusia está perdiendo a algunos de sus ciudadanos más talentosos, aterrados ante la realidad de la dictadura y la perspectiva de que su país se convierta en un grifo gasolinero de China.
Rusia está perdiendo a algunos de sus ciudadanos más talentosos, aterrados ante la realidad de la dictadura y la perspectiva de que su país se convierta en un grifo gasolinero de China.

Hace seis meses, Rusia invadió Ucrania. Una guerra de desgaste está teniendo lugar a lo largo de mil kilómetros de una línea de combate y destrucción. Fuera de ella se libra otra lucha —un conflicto económico de una ferocidad y magnitud no vista desde los años 40, consistente en el intento de países occidentales de debilitar la economía rusa (US$ 1,8 millones de millones) con un novedoso arsenal de sanciones—.