El activista ruso Lev Ponomariov, discípulo de Andréi Sájarov, Nobel de la Paz en 1975, se ha exiliado ante la amenaza de procesamiento penal debido a su oposición a la actual campaña militar rusa en Ucrania.
“Recibí señales muy claras de los órganos de seguridad del Estado de que se disponían a detenerme. Ya estoy muy mayor para ir a la cárcel”, comentó Ponomariov, de 80 años.
Ponomariov dijo encontrarse en Tiflis, capital de Georgia, aunque después tiene previsto mudarse a un país de la Unión Europea, para lo que ha solicitado un visado.
“Una persona sana puede ir a prisión. Para una enferma, como yo, no es recomendable”, explicó.
Según el activista, tenía que haber sido detenido y procesado junto con el periodista y opositor Vladímir Kara-Murzá, contra quien el Comité de Instrucción abrió el 22 de abril un caso penal por presuntamente difundir información falsa sobre el Ejército ruso.
Considera que la gota que colmó el vaso de la paciencia de las autoridades fue la petición de firmas contra la guerra que recibió más de un millón de apoyos.
“Rusia ya es peor que la URSS. La Unión Soviética no protagonizó ninguna agresión exterior como la actual contra Ucrania. Sí participó en intervenciones militares, pero normalmente para apoyar a otros pueblos o movimientos revolucionarios”, señaló.
Ponomariov, líder de la organización Por los Derechos Humanos, criticó la “gran magnitud” de la violencia en Ucrania y el empleo de armamento moderno.
“Lo que ocurre en Ucrania no se puede explicar. Es como una guerra civil, ya que es una guerra entre eslavos. La situación es muy mala, pero es que aún puede ir a peor”, señaló.
En su opinión, el líder ruso, Vladímir Putin, ha creado un “Estado policial” en el que el presidente “tiene todo el poder” concentrado en sus manos.
“Putin tiene una dudosa interpretación de su papel en la historia de Rusia. Le es indiferente al destino de las personas. Intuyo que está enfermo, física y psicológicamente”, comentó.
En el 2020 el octogenario activista, enemigo acérrimo del Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB), fue incluido en la lista de “agentes extranjeros”.
El Tribunal Supremo ruso liquidó a principios de este año Memorial, la organización de derechos humanos más importante de este país y que fue fundada, entre otros, por Sájarov.