El Reino Unido intentará atacar el sector energético de Rusia en futuras rondas de sanciones, una medida a la que el Gobierno se había resistido hasta ahora por las advertencias de que las facturas de energía podrían subir.
Desde la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero, el Reino Unido ha prohibido a Rusia vender deuda en sus mercados de capitales, ha sancionado a varios bancos rusos y a empresas como la firma de defensa Rostec y la aerolínea Aeroflot.
“Hemos estado muy coordinados en cuanto a las sanciones, hemos mostrado una gran unidad. Está teniendo un gran efecto en Rusia, pero ahora tenemos que hacer más”, dijo Liz Truss, ministra de Asuntos Exteriores británica, durante una visita a Bruselas para una reunión de los miembros de la OTAN.
“Tenemos que fijarnos especialmente en el sector del petróleo y el gas, cómo reducimos nuestra dependencia en toda Europa del gas ruso, cómo cortamos la financiación de la maquinaria bélica de Vladimir Putin”.
Las empresas energéticas ya se han visto afectadas indirectamente por las sanciones a la banca y el comercio, la prohibición de que los barcos rusos atraquen en Gran Bretaña y la medida de impedir que las empresas rusas obtengan financiación en Londres
Empresas como Gazprom cotizan en el mercado secundario londinense, y la Bolsa de Londres (LSE) ha suspendido esta semana la negociación de valores rusos.
Estados Unidos y la UE ya han impuesto algunas sanciones a los sectores energético y de refinado de petróleo de Rusia, pero Washington se ha mostrado prudente a la hora de imponer sanciones a los flujos de petróleo y gas rusos.
La semana pasada, Washington impuso sanciones a la empresa encargada de la construcción del gasoducto ruso Nord Stream 2.