El ilegítimo presidente venezolano Nicolás Maduro ha intensificado sus maniobras para marginar a la oposición encabezada por el legislador Juan Guaidó. El reciente desmantelamiento de tres influyentes partidos opositores mediante sentencias judiciales, a la par del aumento en el desencanto de la ciudadanía —sin mencionar la pandemia de coronavirus—, plantean nuevas dificultades para los planes de la oposición para sacar del poder al chavismo.
¿Qué implicaciones tiene esto para la oposición en el futuro?
En el último mes, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), controlado por el chavismo, ordenó tomar el control de tres importantes partidos opositores. Los magistrados escogieron nuevos dirigentes para esas fuerzas políticas, los cuales se sospecha son leales a Maduro.
Aunque los designados solían pertenecer a partidos opositores, se les expulsó tras acusárseles a finales del año pasado de recibir sobornos de aliados de Maduro para que apoyaran al gobierno socialista y debilitaran a Guaidó. Los expulsados rechazan las acusaciones.
Guaidó, cuyo partido Voluntad Popular está entre los afectados, y otros dirigentes de la oposición aseguran que el proceder del TSJ no impedirá que sigan actuando para sacar a Maduro del poder. Se comprometieron a continuar trabajando dentro de los mismos partidos.
De todas formas, se prevé que los nuevos dirigentes nombrados por la corte efectúen actividades, incluyendo campañas a nombre de los partidos opositores.
¿Cómo afecta lo sucedido a las próximas elecciones?
Las hoy defenestradas directivas opositoras habían dicho anticipadamente que no participarían en los comicios legislativos del 6 de diciembre. Los líderes recién nombrados afirman que los partidos sí lo harán.
Esto significa que, cuando los votantes acudan a las urnas a fin de año, probablemente verán los nombres de los partidos opositores tradicionales, y quizá no sepan que ahora esas fuerzas políticas son representadas por personas a las que la oposición llama traidores.
“Se trata de una acción del gobierno de Maduro para intentar confundir las cosas, fingir que estos partidos están dispuestos a participar”, dijo Diego Moya Ocampos, analista de riesgo político.
La medida es una de tantas en los últimos años emprendidas por instituciones alineadas con Maduro que ahogan la oportunidad de realizar elecciones libres y limpias. La reelección del mandatario en el 2018 fue ampliamente criticada, en parte debido a que a varios opositores populares se les prohibió postularse.
Aunque había habido esperanzas de negociar un Consejo Nacional Electoral nuevo y más imparcial, el Tribunal Supremo de Justicia siguió adelante con el nombramiento de una junta inclinada una vez más a favor del mandatario socialista.
¿Por qué son importantes las elecciones legislativas?
La Asamblea Nacional es la única rama del gobierno nacional de Venezuela que continúa bajo control de la oposición. Si Maduro lograra llenarla con aliados, sus detractores temen que en esencia ello marcaría el fin de la participación democrática en el gobierno.
En gran medida la Asamblea se ha quedado sin poder, con sus decisiones anuladas por el Tribunal Supremo. Pero es una de las pocas plataformas que le quedan a la oposición, y la vía a través de la cual ha captado fuerte apoyo internacional.
Guaidó afirma que, de acuerdo a la Constitución, él, como presidente de la Asamblea Nacional, es el gobernante interino de Venezuela porque la reelección de Maduro fue fraudulenta.
A la fecha, la facción de Guaidó no ha anunciado oficialmente si participará en los comicios.
Los analistas de Venezuela consideran que, si la oposición se abstiene de participar, sus dirigentes aún podrían alegar que son el congreso legítimo de la nación en el 2021, lo cual creará un sistema de congresos rivales, algo similar a lo que ha sucedido con la presidencia.
¿Cuáles son las implicaciones de esto para el futuro de Venezuela?
El proporcionarle poder adicional a una pequeña facción minoritaria alineada con Maduro podría tener amplias implicaciones para el futuro de Venezuela.
Las maniobras dejan entrever que el mandatario intenta crear un sistema unipartidista, sólo permitiendo la existencia de pequeños partidos opositores que en la práctica funcionen más como organismos fieles al régimen, dijo David Smilde, miembro de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos.
Permitir algunas voces disidentes podría dar cierta apariencia de participación democrática, aunque permanecerían marginadas. “Es una situación muy sombría para la oposición”, declaró Smilde.
Aunque Estados Unidos —un aliado crucial de Guaidó— podría continuar respaldando su reclamo de la presidencia, otros gobiernos internacionales podrían empezar a cuestionar eso si no participa en las elecciones y su periodo como legislador se acaba.
La popularidad de Guaidó en las encuestas también ha declinado, una señal del creciente desencanto de muchos venezolanos. Eso, combinado con la pandemia de coronavirus, le dificulta a la oposición recuperar impulso y atraer a miles de personas a las calles.
“Es difícil saber cómo detener esta trayectoria”, dijo Smilde. “El mundo no está en una posición en la que vayan a intervenir en Venezuela o a prestarle mucha atención a ello”.