¿Qué pasará con los soldados en manos del enemigo en el conflicto en Ucrania? Sean rusos o ucranianos, estos combatientes están protegidos por el Convenio de Ginebra relativo a los prisioneros de guerra, señalan defensores de los derechos humanos y expertos.
Sin embargo, Rusia considera a los combatientes del regimiento Azov, una unidad ultranacionalista ucraniana que el Kremlin califica de “neonazi”, como “terroristas” y pretende juzgarlos como criminales y no como prisioneros de guerra.
En cuanto a Ucrania, varias ONG han criticado la difusión de videos de combatientes rusos arrepentidos.
¿Cuántos son?
Como en cualquier conflicto, los datos suelen ser parciales o difíciles de verificar de forma independiente. El número de prisioneros de guerra no es una excepción.
Sobre Mariúpol, el ministro ruso de Defensa, Serguéi Shoigu comunicó la cifra de “3,826 prisioneros”, incluidos “2,439 ucranianos hechos prisioneros durante la rendición de Azovstal”.
El embajador en Moscú de la república separatista de Lugansk, Rodion Mirochnik, dio el jueves, según la agencia de noticias Tass, la cifra de 8,000 prisioneros ucranianos para los dos territorios separatistas. Y añadió que “cada día se añaden cientos”.
Del lado ucraniano, pese a los pedidos de la AFP, no se ha dado ninguna cifra de prisioneros rusos.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) dijo que hay “cientos de prisioneros de guerra ucranianos” de Azovstal.
¿Qué estatuto tienen?
Los soldados del ejército regular que caen “en poder del enemigo” son considerados “prisioneros de guerra”. Su estatuto está definido por el Tercer Convenio de Ginebra de 1949, que también se aplica en los casos en que la guerra no ha sido declarada oficialmente.
Este estatuto se refiere a “los miembros de las fuerzas armadas o los milicianos que forman parte de ellas”, explica William Schabas, profesor de derecho internacional de la Universidad de Middlesex (Londres).
Tienen derechos y deben ser protegidos de la violencia, la intimidación, los insultos y la curiosidad pública.
Pero las ONG afirman que algunos de estos derechos han sido violados desde que comenzó el conflicto. En marzo, Human Rights Watch (HRW) pidió a Ucrania que dejara de escenificar el arrepentimiento de los prisioneros de guerra rusos ante los medios de comunicación.
HRW también pidió a las autoridades ucranianas que investigaran posibles “crímenes de guerra” contra los prisioneros rusos después de que aparecieran imágenes que mostraban a soldados ucranianos disparándoles en las piernas.
Amnistía Internacional por su parte ha expresado su preocupación por los “prisioneros de guerra ucranianos de Azovstal”, que han sido presentados en los medios de comunicación rusos como “neonazis”.
¿Y los intercambios de prisioneros?
Aunque no está regido por el derecho internacional, el intercambio de prisioneros se ha convertido en una práctica habitual.
Desde el comienzo de la invasión, ya ha habido varios intercambios de soldados y civiles.
La petición de Kiev de intercambiar a un cercano colaborador de Vladimir Putin, el oligarca Viktor Medvedchuk, por ucranianos capturados por Rusia sigue pendiente.
“Puede haber intercambios proporcionales a la importancia que se da a determinadas personas. Gilad Shalit, prisionero israelí, era tan emblemático que los israelíes liberaron a 1,027 palestinos para conseguir su liberación”, explica Julia Grignon, investigadora del Instituto de Investigación Estratégica de la Academia Militar (Irsem).
¿Pueden ser juzgados?
“Los prisioneros de guerra no pueden ser juzgados por el simple hecho de haber participado en los combates”, señala Grignon. “Sin embargo, los soldados que hayan cometido crímenes durante los combates pueden ser procesados”.
El primer soldado ruso juzgado por crímenes de guerra desde el inicio de la ofensiva fue condenado el lunes en Kiev a cadena perpetua por el asesinato de un civil.
En cuanto a los combatientes de Azov, las autoridades rusas dijeron que los juzgarán como “criminales nazis”. “Esto no estaría en consonancia con el derecho humanitario, no se les puede calificar de nazis o terroristas, deben ser procesados por los actos que se sospecha que cometieron”, estima Grignon.
“Los combatientes de Azov son miembros de las fuerzas armadas ucranianas y, por tanto, deben ser considerados como prisioneros de guerra”, coincide Schabas.
En cuanto a los miembros de la empresa privada rusa Wagner, con la que Moscú niega cualquier vínculo, pueden ser considerados como prisioneros de guerra si son capturados como miembros de las fuerzas rusas. De lo contrario, los expertos señalan que deben ser considerados como civiles que participan en las hostilidades y no pueden tener este estatuto.