El presidente ruso, Vladímir Putin, ha usado la amenaza de recurrir a su arsenal nuclear para evitar que Occidente se plantee una intervención directa en el conflicto de Ucrania, aunque su mera alusión demuestra su voluntad de matar a muchos civiles, a juicio de varios expertos en armamento atómico.
En un coloquio virtual organizado por el centro de pensamiento Chatham House, los expertos coincidieron en que la referencia de Putin nada más comenzar la invasión a “consecuencias nunca antes vistas” contra quienes se implicasen en la guerra era una advertencia velada sobre el uso del arma nuclear, algo confirmado días después al elevar el nivel de alerta del arsenal atómico.
“Su objetivo era decirle a Occidente: ‘No os impliquéis directamente’. La OTAN ya ha dejado claro que no intervendrá; en otras circunstancias, con tantos civiles muertos, habría habido un debate mucho mayor. En ese sentido, Putin consiguió su objetivo”, opinó Lawrence Freedman, profesor emérito de Estudios Bélicos del King’s College londinense.
Sin embargo, el experto se preguntó cómo el uso del arma atómica podría sacar a Putin de un problema “que él mismo se ha creado”.
En ese sentido, el director del Proyecto de Fuerzas Nucleares Rusas, Pavel Podvig, recordó que “las armas nucleares no son buenas ni sirven para misiones militares, (pero) para lo que son buenas es para matar a mucha gente o demostrar la voluntad de hacerlo”.
“Cualquier alusión al uso de este armamento debe ser considerado como una señal o una intención de matar a muchos civiles, y esto debería formar parte de nuestra comprensión de este conflicto”, señaló Podvig.
El analista destacó que es “muy raro” que se recurra a una amenaza como la de Putin nada más comenzar una guerra, aunque cree que se malinterpretó su orden de poner las capacidades de disuasión nuclear en “régimen especial de servicio”.
“Podrían ser desplegadas, pero ello requeriría de pasos visibles, y que sepamos estos no se han dado. Rusia tiene unas mil armas atómicas de forma permanente en estado elevado de alerta, que podrían ser usadas en cuestión de minutos. El mensaje era sobre todo político”, opinó.
Una doctrina arbitraria
La doctrina de Rusia sobre la disuasión nuclear estipula que las armas atómicas podrían ser utilizadas en caso de una amenaza existencial para el país. El problema, a juicio de Podvig, es que esa decisión le corresponde únicamente al Kremlin, y se ignora qué puede percibir Putin como un desafío a la supervivencia de su país.
En la misma mesa redonda, la experta de Chatham House, Patricia Lewis, alertó sobre los peligros de que un misil nuclear fuese interceptado en vuelo y explotase en el aire, lo que “llenaría de radiación” la atmósfera y generaría casos de cáncer en Europa durante décadas.
Para Lewis, Rusia “no ha sido disuadida de invadir Ucrania por las armas nucleares de la OTAN, pero la OTAN sí ha sido disuadida de intervenir en Ucrania”, por lo que se puede concluir que “el arsenal atómico está desempeñando un papel en esta guerra”.
En su opinión, eso tiene que ver con los valores predominantes en Occidente, que hacen que la tendencia sea a querer desprenderse de ese armamento, mientras que otros países antagonistas “como mínimo amenazan con usarlo”, lo que debería llevar a una “reflexión”.
Podvig también abogó por una “reevaluación” sobre la utilidad de las armas nucleares como instrumento de poder y seguridad, dado que, cree, “de este conflicto no se puede sacar la conclusión de que te vaya mejor si las tienes”.
Discrepó con él Freedman, para quien el hecho de haber evitado la entrada de la OTAN en la guerra valida la decisión de Putin de haber amenazado con ella.