En el debate sobre los efectos de los aranceles del gobierno de Donald Trump, hay un aspecto poco explorado: La manera en que esto está perjudicando a los puertos estadounidenses, cuyos ingresos se verán pronunciadamente reducidos debido a la disminución de las importaciones.
La AP analizó documentos oficiales y halló que en puertos de diversas partes del país -- la costa occidental, la zona de los Grandes Lagos, el Golfo de México -- por lo menos el 10% de las importaciones sufrirán los aranceles aplicados por el gobierno de Trump si se aplican en su totalidad.
Desde marzo, Estados Unidos ha impuesto aranceles de hasta 25% sobre productos por valor de casi US$ 85,000 millones, en las industrias del acero y aluminio y diversos productos chinos, en su mayoría para uso en manufactura.
Dijo Trump en un tuit reciente: “Los aranceles están funcionando de maravilla”. El mandatario sostiene que la medida protegerá a los trabajadores estadounidenses y obligará a los socios comerciales a modificar normas que según Trump, son injustas.
En Nueva Orleáns, funcionarios del puerto dicen que la disminución en los envíos ya se está haciendo sentir. Las importaciones de acero allí se han reducido en más de 25% comparado con hace un año, según el director comercial del puerto, Robert Landry.
El puerto está en busca de otras materias que podría importar, pero son escasas las expectativas. “En nuestro negocio, el acero es lo más rentable”, dijo Landry. "Es un producto pesado, grueso. Cobramos por tonelada así que es rentable. No hay nada que paga más que el acero”.
El puerto de Milwaukee importa acero de Europa y exporta productos agrícolas del centro-occidente del país. Las importaciones de acero no han bajado porque aún siguen vigentes los contratos pactados, dijo el director del puerto Adam Schlicht.
Pero ha habido “un cese casi inmediato” de las exportaciones de maíz debido a los aranceles impuestos por la Unión Europa en represalia. Gran parte de ese maíz “está en los almacenes, que están llenos hasta el tope”, agregó Schlicht.
Otros puertos no se han visto afectados e incluso hay algunos que se han beneficiado de un repunte de actividad en junio y junio debido a que las empresas se han apresurado en hacer pedidos antes de que los aranceles surtan efecto. Ello se dio con productos de manufactura y se extendió artículos minoristas, en preparación para la época de regreso a clases y la Navidad.
“Algunos de mis clientes se están apresurando en hacer pedidos antes de que se apliquen los aranceles”, dijo Peter Schneider, vicepresidente ejecutivo de T.G.S. Transportation, una empresa camionera de Fresno, California.
Las autoridades de varios puertos se manifestaron optimistas luego del anuncio de que Estados Unidos y México llegaron a un acuerdo preliminar para reemplazar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, pues albergan esperanzas de que ello impulsará los envíos. Sin embargo, queda la incógnita sobre si Canadá se incorporará.
Y los administradores de puertos siguen temiendo que Trump cumplirá su promesa de imponer aranceles sobre otros US$ 200,000 millones en productos chinos, que incluyen alimentos, muebles, alfombras, neumáticos, ropa y cientos de renglones más. Las tarifas encarecerían esos productos para el consumidor estadounidense y si compran menos de esos productos, habrá menos contenedores llegando a los puertos.
El impacto particularmente se hará sentir en puertos de la costa occidental, como los de Los Ángeles o Long Beach.
El alcalde de Los Ángeles Eric Garcetti, en base a información suministrada por los responsables del puerto local, dijo que esa instalación portuaria -- la más grande en Estados Unidos -- sufrirá una disminución de 20% en los embarques si se aplican las tarifas adicionales contra los productos chinos.
Jock O'Connell, un economista en California experto en temas comerciales, duda que la disminución sea tan pronunciada pero “definitivamente habrá un impacto”.
Aquí algunas de las conclusiones derivadas del análisis de la AP:
- Los aranceles estadounidenses abarcarán productos que llegan a más de 250 puertos marinos, aeropuertos y terrestres en 48 estados.
- En 18 de 43 distritos aduaneros — entre ellos los de Los Ángeles, San Francisco, Nueva Orleáns y Houston — por lo menos 10% de sus importaciones sufrirán los efectos de los aranceles si se aplican en su totalidad.
- Las tarifas de represalia propuestas por China y otros países cubrirían US$ 27,000 millones en exportaciones estadounidenses.
Eugene Seroka, director ejecutivo del puerto de Los Ángeles, teme que “si los aranceles perjudican a las importaciones, el sector laboral quedará afectado”.
Seroka y otros expertos no creen que vaya a haber despidos en los muelles. Los estibadores, por contrato, reciben su paga aun si no hay actividad en el muelle. Y hay menos trabajadores allí comparado con décadas anteriores debido a tecnologías que hacen menos necesaria la mano de obra humana.
Sin embargo Dwayne Boudreaux, funcionario de la Asociación Internacional de Estibadores en Luisiana, afirma que los obreros ahora manejan 10% menos de acero importado de Japón debido a los aranceles.
“No creemos que las cosas vayan a empeorar, pero quién sabe, eso puede cambiar con la próxima conferencia de prensa”, declaró Boudreaux.
El impacto podría ser mayor en los camioneros y los obreros de almacenes pues se necesitarán menos de ellos, según O'Connell.
Muchos de los camioneros que transportan los contenedores del muelle a los almacenes son independientes contratados por empresas de transporte, y no reciben paga si no tienen nada que transportar. Algunos tendrán que buscarse otro oficio, dijo Weston LaBar, director ejecutivo de la Asociación de Camioneros de Long Beach en California.
Es difícil retener a los camioneros”, expresó LaBar. “Si no tenemos trabajo para estos camioneros, podrían irse a otros sectores del negocio del transporte, o podrían cambiar de oficio totalmente, por ejemplo irse a la construcción”.
Si hay menos envíos, hay menos ingresos para los puertos y éstos tendrían menos dinero para expandirse o mejorar sus instalaciones, dijo Kurt Nagle, presidente de la Asociación Estadounidense de Autoridades Portuarias. Señaló que los puertos estadounidenses están en medio de un plan de modernizar su infraestructura, a un costo de US$ 155,000 millones entre el 2016 y el 2020.
La guerra comercial ya se veía venir desde enero, cuando Estados Unidos impuso pesados aranceles sobre la importación de máquinas lavarropas y paneles de energía solar. Se agravó con la imposición de tarifas sobre el 25% del acero y el 10% del aluminio.
Desde entonces hubo dos series de aranceles por US$ 50,000 millones a los productos chinos, en represalia porque ese país obliga a las empresas estadounidenses a transferir sus tecnologías y su propiedad intelectual a empresas estadounidenses.
En respuesta, China, la Unión Europea, Turquía, Canadá y México aplicaron represalias con impuestos a productos estadounidenses como bienes agrícolas y motocicletas Harley-Davidson.
Esta semana, la oficina del Representante Comercial de Estados Unidos concluyó seis días de reuniones sobre un plan para imponer tarifas adicionales de 10% por valor de US$ 200,000 millones sobre productos chinos. Trump ha dicho que si ese país continúa aplicando represalias, Estados Unidos podría implementar más aranceles sobre US$ 450,000 millones de productos chinos, casi el 90% de las exportaciones de ese país a Estados Unidos en el 2017.
Las guerras comerciales suelen ser breves. El entonces presidente George W. Bush abandonó sus impuestos al acero tras sólo dos años.
El director de los puertos en Milwaukee, sin embargo, teme que esta disputa comercial será más duradera. Canadá está aumentando sus exportaciones de maíz a Europa, y Brasil está exportando su soya a China. "Otros están tomando ese volumen", expresó Schlicht.