Los pacientes recién infectados con COVID-19 vieron una disminución del 54% en la necesidad de hospitalización después de recibir plasma de personas que se habían recuperado del virus, según un estudio realizado por investigadores de Johns Hopkins, que puede ofrecer la esperanza de una nueva opción de tratamiento a medida que las variantes amenazan con reducir la eficacia de otros fármacos.