Las rutas de envío para el transporte de mineral de hierro de Australia a Japón y de mercancías en contenedores desde el este de Asia a Europa están en el centro de los planes para reducir las emisiones de carbono marítimo para el 2030.
Al menos seis de esos corredores deberían establecerse a mediados de esta década, según la Declaración de Clydebank sobre transporte ecológico, presentada el miércoles en la cumbre climática COP26 en Glasgow, Escocia. Fue firmado por 19 países, incluidos Estados Unidos, Reino Unido, Japón, Francia y Alemania.
Las acciones de las compañías navieras cayeron luego de conocerse el plan. En una nota, analistas de Berenberg dijeron que un posible gravamen al carbono sobre el transporte marítimo mundial por parte de la Organización Marítima Internacional podría tener un costo anual para la industria de US$ 94,000 millones, o un promedio del 6% de los ingresos.
El transporte marítimo internacional representa aproximadamente el 3% de las emisiones globales de carbono, igual a la producción del sexto país más contaminante, según el Foro Económico Mundial. Sin esfuerzos para descarbonizar, las emisiones del sector podrían aumentar en un 50% para el 2050 en base a la expansión proyectada del comercio marítimo.
Acceso al llamado amoniaco verde, que no contiene carbono, y al metanol verde fue un factor en la selección de los dos flujos de carga. Otros candidatos para combustibles alternativos incluyen hidrógeno, baterías y energía nuclear.
Los planes contemplan un cambio a un 20% de embarcaciones sin emisiones en cada corredor para fines de la década, dijo Faustine Delasalle, codirectora ejecutiva de Mission Possible Partnership, en una sesión informativa. Las exportaciones de mineral de Australia requerirán 10 embarcaciones libres de carbono para cumplir con ese objetivo y el transporte de contenedores que fluyen desde China y otros productores a Europa necesitarán 70.
En total, se requerirán entre 200 y 300 de estos buques para que los combustibles sin emisiones representen el 5% de la oferta marítima mundial para fines de la década, en línea con un impulso para el transporte marítimo internacional de cero emisiones para el 2050.
“Necesitamos embarcaciones oceánicas comercialmente viables y de cero emisiones en la flota mundial a más tardar en 2030″, dijo Morten Bo Christiansen, quien encabeza un nuevo equipo de descarbonización en AP Moller-Maersk A/S, la línea de contenedores más grande del mundo, que respalda la declaración. “Ahora estamos en la trayectoria equivocada. Estos corredores verdes son parte de la solución”.