Los orígenes del COVID-19 no se pueden vincular de manera concluyente al mercado de Wuhan, donde aparecieron algunos de los primeros casos conocidos, según investigadores chinos, lo que amplía aún más la controversia en torno a los datos recopilados al comienzo de la pandemia que habían permanecido ocultos durante mucho tiempo.
Los hallazgos de las muestras tomadas hace más de tres años han generado un debate que se intensificó el mes pasado, después de que los investigadores chinos publicaran brevemente la información en una base de datos de genómica de acceso abierto.
Un grupo externo de académicos que realizó su propio análisis concluyó que se trata de los datos más sólidos hasta ahora que respaldan la teoría de que el virus se propagó de animales a humanos en el mercado. En un informe publicado en la revista Nature, los investigadores chinos discreparon.
“La evidencia proporcionada en este estudio no es suficiente para respaldar tal hipótesis”, según los autores, dirigidos por George Gao, del Instituto Nacional para el Control y la Prevención de Enfermedades Virales, que forma parte del Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades, en Pekín.
Si bien el estudio confirmó que en el mercado existían perros mapaches y otros animales susceptibles al virus, las muestras “no pueden probar que los animales estuvieran infectados. Además, incluso si los animales hubieran estado infectados, nuestro estudio no descarta que haya ocurrido una transmisión de humano a animal”.
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Los orígenes del COVID se han convertido en un asunto internacional, político y científico, ya que legisladores republicanos de Estados Unidos, entre otros, han acusado que el devastador virus se filtró desde un laboratorio en China. Mientras tanto, funcionarios del país han sugerido que el virus se originó en otro lugar y han señalado que es posible que haya ingresado a China a través de alimentos importados.
Es posible que los humanos hayan introducido el virus al mercado, o podría haber ingresado en productos refrigerados o congelados, dijeron los investigadores chinos. Pidieron una mayor vigilancia de animales salvajes que puedan actuar como huéspedes naturales o intermediarios del virus.
“No es posible determinar el origen del virus a partir de los análisis disponibles hasta el momento”, dijeron. “Se necesita más trabajo, que involucre esfuerzos coordinados internacionalmente, para investigar los posibles orígenes del SARS-CoV-2″.
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Gao y sus colegas recabaron 1,380 muestras del mercado entre enero y marzo de 2020 y las analizaron en busca de evidencia del nuevo coronavirus, según el informe. El virus se encontró en 73 de las casi 1,000 muestras ambientales, la mayoría de ellas tomadas del sector suroeste del mercado, donde ocurrieron presuntas ventas ilegales de animales silvestres, según el informe.
Si bien hubo evidencia de que animales como los perros mapaches —que podrían ser potenciales especies huéspedes— también estaban presentes en el mercado, la mayoría se encontró en muestras que dieron negativo por el virus, dijeron los investigadores.
El informe se sometió a una revisión científica, pero no se editó antes de una publicación acelerada, señaló la revista, lo que indica que es posible que la versión sea actualizada en algún momento.
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