La oficina de derechos humanos de la ONU anunció que recibió “informes fidedignos” de varios casos en los que fuerzas rusas usaron bombas de racimo en áreas pobladas de Ucrania, y agregó que el uso indiscriminado de estas podría constituir un crimen de guerra.
La agencia de la ONU tiene docenas de monitores en el país y se espera que lleguen más una vez que esté operativa una comisión establecida por el Consejo, que tiene su sede en Ginebra, para investigar posibles crímenes de guerra.
La entidad ha confirmado al menos 549 muertes de civiles en Ucrania desde que comenzó la invasión rusa el 24 de febrero, pero dice que la cifra real probablemente sea mayor.
“Debido a sus efectos de amplio alcance, el uso de municiones de racimo en áreas pobladas es incompatible con los principios del derecho internacional humanitario que rigen la conducción de los enfrentamientos”, dijo en Ginebra la portavoz Liz Throssell.
“Recordamos a las autoridades rusas que los ataques dirigidos contra civiles y bienes civiles, así como los bombardeos de pueblos y aldeas y otras formas de ataques indiscriminados, están prohibidos por el derecho internacional y pueden constituir crímenes de guerra”.
Las bombas de racimo están formadas por un caparazón hueco que estalla en el aire, dispersando decenas o incluso cientos de “explosivos” más pequeños en un área extensa.
Rusia no es parte de una convención del 2008 que prohíbe las municiones en racimo, pero está sujeta al derecho internacional humanitario, en particular la prohibición de ataques indiscriminados.
Ucrania acusó el viernes a las fuerzas rusas de atacar un hospital psiquiátrico cerca de la ciudad oriental de Izium. Throssell dijo que los informes de ataques a centros de salud en Ucrania eran “impactantes”.
Una base de datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) mostró el viernes que hasta ahora ha habido 27 ataques confirmados a centros de atención médica desde que comenzó la invasión rusa, sin nombrar a los perpetradores. Rusia niega que esté atacando a civiles en lo que llama su “operación especial” para desarmar a Ucrania.