Ómicron es una variante del COVID-19 detectada hace cerca de un mes y que por su alto grado de transmisión puede cambiar de nuevo el rumbo de la pandemia, en especial a causa de su impacto en la vacunación.
¿Qué es ómicron?
Ómicron es una nueva versión del SARS-CoV-2 (el coronavirus origen de la pandemia), identificado a finales de noviembre en Botsuana, y luego en Sudáfrica.
Su particularidad es el gran número de mutaciones respecto a la variante original que fue detectada en la ciudad china de Wuhan, y de posteriores versiones, como la delta, que domina hasta ahora ampliamente la transmisión de la pandemia.
No se sabe cómo apareció ómicron. Una hipótesis a debate entre los científicos es que el virus habría mutado lentamente en el organismo de una persona con inmunodeficiencia, un proceso que duró varios meses, hasta llegar a la versión actual.
¿Por qué preocupa?
Es muy contagiosa, “a un ritmo que no habíamos conocido hasta ahora con ninguna otra variante”, advirtió el martes Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Esta nueva versión “se halla probablemente en la mayoría de países”, añadió. Ya ha sido detectado oficialmente en 80.
Sudáfrica, Dinamarca y el Reino Unido ya han advertido que los casos están creciendo de forma exponencial. Ómicron podría ser la variante dominante en Europa a mediados de enero, declaró esta semana la presidenta de la Comisión Europea (CE), Úrsula von der Leyen.
¿Sustituirá definitivamente a la variante delta? Los científicos advierten que ambas podrían convivir, como sucede con ciertas variantes del virus de la gripe, o que ómicron gane terreno para luego volverle a dejar ventaja a delta.
¿Qué impacto para las vacunas?
Las vacunas actuales ya están perdiendo eficacia ante delta. Las mutaciones que presenta la variante ómicron pueden reducir considerablemente la inmunidad de anticuerpos del virus.
En consecuencia, puede probablemente reinfectar a personas que previamente estaban afectadas por el virus, y contaminar a un número importante de personas ya vacunadas.
Varios estudios recientes, hechos en laboratorio, sostienen esta última hipótesis. La tasa de anticuerpos baja enormemente ante ómicron entre los vacunados con Pfizer-BioNTech, Moderna, y más aún con AstraZeneca o Sinovac.
Por el momento, una dosis de refuerzo de las vacunas ayuda a reforzar las defensas. Y, en cualquier caso, los fármacos siguen siendo eficaces, aunque los anticuerpos que generan son solamente una parte de la respuesta inmunitaria.
La “inmunidad celular”, que pasa a través de las células denominadas linfocitos T, es mucho más difícil de detectar.
Un estudio publicado esta semana en Sudáfrica sugiere que la vacuna Pfizer-BioNTech es eficaz contra las formas graves de la pandemia causadas por ómicron, incluido después de las dos primeras dosis.
Ómicron además plantea aparentemente dificultades a los tratamientos mediante anticuerpos de síntesis, sobre todo entre los pacientes ya hospitalizados.
¿Menos peligroso?
Los datos clínicos de las últimas semanas apuntan a que ómicron no es más peligroso que sus predecesores, en particular delta. Es “casi una certeza”, explicó a principios de diciembre el consejero presidencial estadounidense Anthony Fauci.
El primer deceso a causa de ómicron se produjo esta semana en el Reino Unido.
“Estamos preocupados por el hecho de que la gente considere ómicron como benigno”, advirtió el patrón de la OMS. “Aunque provoque síntomas menos graves, el número de casos podría una vez más inundar a los sistemas de salud que no estén preparados”.