La Organización Mundial del Comercio (OMC) afirmó que deberán crearse corredores humanitarios para que los agricultores de Ucrania puedan realizar en los próximos meses la cosecha de trigo y de otros productos básicos de los que ese país es uno de los principales exportadores a nivel mundial.
Si bien la participación de Rusia y Ucrania en el comercio mundial es relativamente baja, ambos son exportadores clave de ciertos alimentos. Ambos suministran el 25% del trigo a los mercados internacionales, el 15% de la cebada y el 45% de productos a base de girasol.
La directora general de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala, sostuvo que “lo que suceda en Ucrania y la posibilidad de poder cultivar lo que se ha plantado en invierno tendrá repercusiones” en los precios y en el agravamiento o no de la crisis alimentaria que están sufriendo varios países.
“Confiamos en que se pueda abrir un corredor humanitario para que los agricultores puedan plantar. El 80% del trigo se recolecta en julio, así que tiene que haber un paraguas humanitario para la cosecha de trigo y que se pueda plantar en setiembre”, explicó.
En la presentación de sus proyecciones para el 2022 y 2023, la OMC indicó que la guerra en Ucrania tendrá efectos todavía difíciles de medir en el aumento del precio de los alimentos y de los combustibles.
Impacto en productos básicos
La pandemia provocó una presión inédita sobre los precios de alimentos básicos y la guerra en Ucrania ha acentuado esta situación.
Antes de la invasión rusa, el precio del trigo llegó a aumentar un 31% para luego ceder un poco y quedarse un 21% más caro, mientras que la cebada ha subido un 30% y las habas de soja un 14%.
Okonjo-Iweala consideró que la repercusión será más grave en un grupo de 35 países de renta media y baja de África, que importan alimentos y fertilizantes de ambos países.
“Algunos países en África subsahariana enfrentan la posibilidad de que los precios del trigo aumenten hasta un 50% a 85% por el impacto de la guerra en los cargamentos de grano de la región que pasan por el mar Negro”, precisó.
“Los precios alimentarios seguirán subiendo y los pobres serán los más afectados por esta presión inflacionaria. Los alimentos y la energía suponen una parte sustancial de los gastos de consumo de las familias”, agregó la directora de la OMC, quien advirtió de que ya se están viendo estallidos sociales por esta razón.
La organización conoce las reservas de alimentos que los países tienen y les está pidiendo que eviten el acaparamiento, mientras que a los que tienen existencias adicionales les ha invocado sacarlas al mercado internacional para reducir los precios.
Suministros industriales
En su análisis, la OMC recuerda que Rusia y Ucrania son también productores de suministros para las cadenas de valor industrial. El primero es uno de los principales proveedores mundiales de paladio y rodio, minerales indispensables para la industria automotriz y de productos electrónicos.
Mientras tanto, la producción de semiconductores depende en gran medida del neón, un gas que Ucrania suministra al mundo.
“Una interrupción en los suministros de estas materias golpearía a los productores de automóviles justamente cuando empiezan a recuperarse del impacto negativo de la escasez de semiconductores”, advirtió la OMC.
Del lado energético, Rusia representa cerca del 10% del comercio mundial de combustibles, lo que incluye el 20% de la parte que tiene en las exportaciones de gas natural.