Los empresarios en general y los dedicados al mundo del ocio en particular recuperaran la confianza perdida y se aventuraran a programar eventos nuevamente. (Foto: Rayner Peña R. | EFE)
Los empresarios en general y los dedicados al mundo del ocio en particular recuperaran la confianza perdida y se aventuraran a programar eventos nuevamente. (Foto: Rayner Peña R. | EFE)

Si bien la pandemia supuso la estocada definitiva para el sector del ocio, la industria musical y artística ya llevaba más de un lustro en decadencia, provocada por la a consecuencia de la que dificultó la contratación de artistas, en especial, internacionales.

Pero la dolarización, que se ha asentado en los dos últimos años, y la estabilidad que logró la moneda nacional —el bolívar— desde octubre pasado han hecho que productores y artistas recuperaran la confianza, tras una etapa crítica en la que tenían garantizadas las pérdidas al programar los eventos con meses de antelación.

Ese tiempo jugaba en contra, ya que la devaluación del bolívar hacía que el presupuesto fijado inicialmente y el acuerdo alcanzado entre artistas y productores no fuera rentable a la hora de pagar meses después, puesto que la moneda sufría, en el mejor de los casos, pérdidas de valor en porcentajes de hasta cuatro dígitos.

Este obstáculo quedó eliminado al fijar los precios en dólares, al margen de la moneda en que se efectúe el pago, ya que este se ajustará a la cantidad acordada en divisas, que se cancelará según la tasa oficial de la fecha de facturación, y no del día en que se firmó el contrato.

Esta posibilidad, que el Gobierno autorizó ante la dolarización imparable, hizo que los empresarios en general y los dedicados al mundo del ocio en particular recuperaran la confianza perdida y se aventuraran a programar eventos nuevamente, lo que lleva aparejada la creación de empleos.

“Esta reactivación ha caído muy bien en la comunidad y ha sido bien importante para la generación de empleos que estaban detenidos. Este mundo se ve superfluo, pero es una actividad económica que genera, en un escenario de tamaño medio, unos 50 o 60 empleos, solamente en la parte de la elaboración y la estructura de montaje”, explicó Colmenares.

Además, detalló, “cada agrupación musical por sí misma emplea unas 20 personas aproximadamente, entre músicos, instrumentistas, ingenieros”, que a su vez dan lugar a la generación de trabajo indirecto a otros sectores, como “mesoneros (camareros), seguridad, protocolo, transporte y hospedaje”, que llegan a una media de 200 personas por evento.

Y aunque Colmenares reconoció que el arranque ha sido “un poco flojo”, aseguró que “ha ido subiendo” y se mostró optimista ante el panorama que se presenta hasta finales de año.

La moda sigue la estela

La Hesperia Valencia Fashion Week (HVFW), que se celebró recientemente en el estado Carabobo aprovechando la reactivación económica, fue el primer evento de este tipo que acoge Venezuela y promete ser el primer impulso de una industria que permanecía en la retaguardia.

La organizadora de esta semana de la moda, Romina Palmisano, valoró como “positivo” el movimiento generado, tras unos diez años sin actividades similares.

“Es súper positivo para la reactivación dentro de este movimiento de moda que en Venezuela llevaba tiempo descuidado, alrededor de diez años sin tener una semana de moda tan completa”, reiteró.

En el marco de la HVFW, se celebraron —además de los desfiles— conferencias y conversatorios, cuya organización contó con alrededor de un centenar de participantes, que se unieron a los diseñadores y modelos, generando más de 250 empleos directos.

Por su parte, el diseñador Giovanni Scutaro, quien también celebró el éxito del evento, explicó que un solo creativo llega a generar trabajo para más de 100 personas.

“En el atelier, como tal, somos 25 operarios. En mis producciones, lo menos que trabajan conmigo son 120 personas. Entre peluqueros, maquilladores, todo el equipo que colabora dentro de la organización como tal”, aseguró.

Los profesionales de la moda y el espectáculo apuestan por aprovechar el momento de crecimiento que vive Venezuela que fue, según el gobierno, de 7.6% en el tercer trimestre del 2021 —última cifra global brindada por las autoridades—, pese a las sanciones de Estados Unidos y otros países, provocando el bloqueo económico.