El papa Francisco viajará el 31 de enero a República Democrática del Congo (RDC), el mayor país católico de África, que goza de un subsuelo rico en minerales, aunque la mayoría de su población es pobre.
País rico con población pobre
Cobre, cobalto, oro, diamantes, uranio, coltán o estaño son algunos de los minerales presentes en el subsuelo de este país de África central, que se independizó de Bélgica en 1960.
También cuenta con un enorme potencial hidroeléctrico -- el primero entre los países africanos -- y tiene 80 millones de hectáreas de tierra cultivable.
Pero pese a estas riquezas, dos tercios de sus 100 millones de habitantes vive con menos de US$ 2,15 al día, el nivel fijado como umbral internacional de pobreza por el Banco Mundial.
Mosaico cultural
Con 2,345 millones de km2, RDC es el segundo país más grande de África después de Argelia y, según las estimaciones, el cuarto Estado africano más poblado después de Nigeria, Etiopía y Egipto.
Es también el país más multiétnico del continente, con 250 etnias censadas, principalmente bantúes.
Su idioma oficial es el francés, pero cuenta también con otras cuatro lenguas nacionales, kikongo, lingala, tshiluba y swahili. A estas se suman unos 200 idiomas locales.
Sin embargo la unidad nacional persiste, pese a una breve aventura separatista de la rica región de Katanga en los años 1960 y los intentos de “balcanización” del este del país.
La guerra en el este
El país ha vivido dos guerras en su historia reciente: la primera en 1996-1997 logró deponer al dictador Mobutu Sese Seko, y la segunda entre 1998 y el 2003 que involucró a nueva países africanos, una treintena de grupos armados y casi provoca la implosión del país
La situación se estabilizó desde entonces en gran parte del territorio, pero las provincias del este, fronterizas con Uganda, Ruanda y Burundi, siguen presas desde hace 30 años de la violencia de varios grupos armados que luchan por controlar las riquezas entre comunidades y países vecinos.
Laico pero religioso
La laicidad del Estado está consagrada en la constitución desde 1974. No hay religión oficial y cada uno es libre de practicar la religión de su elección.
El país tiene 40% de católicos (49% según el Vaticano), 35% de protestantes o evangélicos, 9% de musulmanes y 10% de kimbanguistas, una denominación cristiana nacida en el Congo.
Pero es difícil declararse ateo en el país, donde la religión impregna la sociedad, la educación, la vida pública, la política... un hábito que se remonta a la colonia belga, cuando la educación estaba en manos de misioneros católicos.
Rumba, SAPE e ingenio
Para hacerle frente a las dificultades de la vida, los congoleses desarrollaron un sólido sentido de humor e ingenio, por ejemplo con un artículo imaginario de su Constitución, “el artículo 15″, que en esencia dice “arréglese”.
La música también está íntimamente ligada a su existencia, en especial la “rumba congolesa”, declarada patrimonio cultural inmaterial de la humanidad en diciembre del 2021.
También se les conoce por su gusto por la apariencia y la vestimenta bien estudiada, llamado “SAPE” por “Sociedad Animada de Personas Elegantes”.
(Con información de AFP)