El alcance real de una promesa de no ampliación de la OTAN hacia el este y el del compromiso de no desplegar tropas en el territorio de los nuevos socios cuestionan los argumentos de Rusia para justificar la invasión de Ucrania que se basan en mitos clásicos sobre la Alianza Atlántica.
Los aliados acordarán la estrategia de la OTAN durante la próxima década en una cumbre de Madrid condicionada por la guerra de Ucrania, para la que Moscú desempolvó viejos agravios de promesas incumplidas por parte de la Alianza, al tiempo que se reabre el debate sobre si sus socios se encuentran a merced de los intereses de Estados Unidos. Pero, ¿qué hay de cierto en todo ello?
¿Prometieron a Moscú que la OTAN no se ampliaría hacia el este?
Moscú asegura que la OTAN incumplió un compromiso de no expandirse hacia el este, pero lo cierto es que no pasó de ser una promesa verbal más o menos genérica, nunca plasmada por escrito.
Cuando invadió Ucrania, Rusia justificó su “operación especial” como respuesta a un incumplimiento de la OTAN. Y ya en diciembre del 2021, mientras concentraba a miles de efectivos en la frontera, el presidente Vladímir Putin acusaba a la Alianza de haber engañado a Moscú al incorporar como socios a países de Europa Oriental y del antiguo espacio soviético, pese a prometer que nunca lo haría.
“Ni un centímetro hacia el este, nos dijeron en los años noventa. ¿Y qué? Nos engañaron. Y así, año tras año. Una, dos, tres, cuatro, cinco. Cinco olas de ampliación de la OTAN”, proclamó el mandatario ruso en una multitudinaria conferencia de prensa.
La denuncia de Putin no es nueva en la narrativa del Kremlin. En el 2007, durante la Conferencia de Seguridad de Múnich, el presidente ruso denunció la expansión de la Alianza hacia la antigua área de influencia de la URSS y lamentó el incumplimiento de las “garantías que dieron los socios occidentales después de la disolución del Pacto de Varsovia”.
Nunca hubo un compromiso escrito
Sin embargo, la promesa de que la OTAN no se extendería hacia Europa del Este nunca quedó escrita y tampoco hay constancia de ella, según precisa José Luis Pontijas, experto en seguridad euroatlántica.
Es cierto que tras la firma del tratado “2+4″ (las dos Alemanias más Estados Unidos, Francia, Reino Unido y la URSS) el 12 de setiembre de 1990, Moscú tenía “la certeza de que eso se le había garantizado a cambio de la reunificación alemana”, explican estas fuentes, pero el compromiso no aparece en documento alguno.
En todo caso, el analista de la Fundación Alternativas Enrique Ayala señala que, aunque no quedó reflejado en papel, Washington hizo “una promesa verbal” al entonces presidente soviético Mijaíl Gorbachov “de que la OTAN no se iba a expandir”, por lo que las ampliaciones hacia el este causaron en Rusia “un malestar bastante grande” y Putin las vio como “una actuación agresiva”.
En el 2010, el propio Gorbachov consideró el ingreso de países del Este en la Alianza una “violación del espíritu de las declaraciones y garantías” de Occidente, si bien admitió que esa cuestión “no se discutió en absoluto” en aquellos años.
En una entrevista concedida a Russia Beyond, el expresidente soviético precisó que los acuerdos para la reunificación alemana solo garantizaban que “no se colocarían armas de destrucción masiva” ni “estructuras militares” en la parte oriental de Alemania.
Presencia de tropas de la OTAN en la frontera rusa
El Kremlin también ha usado la carta de la seguridad nacional para justificar la guerra en Ucrania y entiende la ampliación al este como una amenaza para Rusia por la presencia de fuerzas de la OTAN cerca de sus fronteras.
Y lo cierto es que la Alianza no ha desplegado tropas permanentes, aunque sí mantiene una “presencia ligera” con fuerzas locales en algunos países desde el 2014.
Con el Acta Fundacional Rusia-OTAN de 1997, la Alianza se comprometió a no desplegar tropas permanentes en el territorio de los futuros socios, recuerda Félix Arteaga, investigador principal del Real Instituto Elcano y doctor en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid, si bien la situación cambió en el 2014, cuando estalló la guerra del Donbás y Moscú se anexionó Crimea.
“Los países bálticos y del este se sintieron amenazados y, como no existían tropas permanentes, la idea fue crear una presencia ligera” con el objetivo no ya de disuadir, sino de “retardar lo posible” una eventual invasión rusa, indica Arteaga, quien puntualiza que la intención de la Alianza es retirar esas fuerzas cuando cesen las hostilidades rusas.
De todas formas, Ayala matiza que la OTAN no posee bases permanentes ni tropas propias, sus batallones están formados por las fuerzas de los países miembros y son “cada uno de ellos los que deciden su emplazamiento”.
¿Los aliados están subordinados a EE.UU.?
Por último, el conflicto de Ucrania ha reavivado el debate sobre hasta qué punto los aliados de la OTAN están subordinados a los intereses de Estados Unidos.
Arteaga sostiene que ni Washington ni la Alianza pueden obligar a ningún país a nada y argumenta que muchas decisiones han acabado en punto muerto porque no se alcanzó la unanimidad necesaria entre los 30 Estados miembros, si bien reconoce que muchas de las decisiones “tienen pluma” estadounidense.
No obstante, Pontijas recalca que es Estados Unidos el que “verdaderamente da consistencia” a la OTAN: “En teoría, es una organización defensiva democrática, con un Consejo Atlántico en el que todos tienen voto, pero todo el mundo sabe que ahí hay” un socio (EE.UU.) “enorme y poderoso”.
Así, tras mencionar el hermetismo que rodea a la estrategia de la Alianza que debe debatir y adoptar la OTAN en la Cumbre de Madrid, este experto en seguridad euroatlántica destaca que su contenido responderá a muchos de los intereses estadounidenses.