La ONG ecologista destaca que esta deforestación documentada se produjo después de agosto del 2020, a pesar de que los supermercados no debían vender productos que hubiesen generado destrucción forestal después de esa fecha, según su hoja de ruta. EFE/FERNANDO BIZERRA/Archivo
La ONG ecologista destaca que esta deforestación documentada se produjo después de agosto del 2020, a pesar de que los supermercados no debían vender productos que hubiesen generado destrucción forestal después de esa fecha, según su hoja de ruta. EFE/FERNANDO BIZERRA/Archivo

Las principales cadenas de supermercados, -Carrefour, Lidl y Aldi, entre otras- venden todavía productos cárnicos y lácteos ligados a la deforestación en Brasil, vulnerando así los compromisos que suscribieron en octubre pasado para acabar con la comercialización de alimentos que causan este problema.

Así lo pone de manifiesto un informe de Mighty Earth, ONG que ha estudiado el grado de cumplimiento de los supermercados Carrefour, Ahold Delhaize, Aldi, Asda, Co-op, Lidl, M&S, Migros, Morrisons, Sainsbury’s, Tesco, Waitrose y Woolworth respecto a las políticas que han adoptado “explícitamente” para frenar la llamada deforestación importada.

A finales del 2021, estas compañías publicaron una hoja de ruta para acabar con la destrucción de superficie forestal que acarrea el cultivo masivo de determinadas materias primas -como la soja, sobre todo destinada a la ganadería industrial- que se comercializan para producir alimentos como la carne o los productos lácteos.

Pero el análisis que Mighty Earth ha publicado esta semana revela que los productos que estas compañías han adquirido desde las promesas de octubre han implicado la deforestación de al menos 27,000 hectáreas en plantaciones de soja, concretamente en El Cerrado (Brasil).

Se trata de un área mayor al de la ciudad escocesa de Edimburgo, comparan los autores, o a la mitad de Chicago (Estados Unidos).

La ONG ecologista destaca que esta deforestación documentada se produjo después de agosto del 2020, a pesar de que los supermercados no debían vender productos que hubiesen generado destrucción forestal después de esa fecha, según su hoja de ruta.

El documento señala asimismo al sector de la alimentación animal y refleja que marcas como Bunge, Cargill, COFDO, LDC o ALZ Graos siguen comprando soja -para piensos- a proveedores brasileños responsables de la tala y deforestación en esa superficie de El Cerrado.

Cada uno de los citados comerciantes de soja tiene relaciones comerciales “bien directamente con las explotaciones agrícolas involucradas en la deforestación, bien con los grupos matriz (incluidos los megaconglomerados como BrasilAgro, SLC Agrícola y Condomínio Agrícola Estrondo)”, aseveran desde Mighty Earth.

El caso más grave de deforestación identificado se produjo dentro del Condomínio Agrícola Estrondo en Bahía, alegan, donde se desbrozaron más de 15,000 hectáreas después de la fecha límite del 2020.

“De ellas, más de 100 hectáreas fueron probablemente ilegales, en lo que debería haber sido la Reserva Legal protegida de la finca”, precisan.

El análisis se publica mientras la Unión Europea regula la importación de productos que impulsan la deforestación en otros países a través de un reglamento que se aplicará exclusivamente a los bosques, cuando -los ecologistas han reclamado- buena parte de la soja que se importa en la UE y que genera deforestación proviene de otros ecosistemas como las sabanas, las turberas o los pastizales.

“El Cerrado de Brasil es la sabana y la pradera arbolada más biodiversa del mundo y es el punto caliente mundial de la deforestación provocada por la producción de carne”, indica Mighty Earth en un comunicado.

“La destrucción del ecosistema que se ha documentado en El Cerrado en relación con estos supermercados es sólo una pequeña parte de toda la destrucción de la que son responsables”, recalca el director de la ONG, Alex Wijeratna, quien advierte de que esta situación “conlleva el ecocidio”.

La agricultura animal, recuerda la organización, es “el mayor impulsor de la deforestación, de la extinción de la vida silvestre y del desplazamiento de los pueblos indígenas y causa más contaminación climática que todos los automóviles, camiones, barcos y aviones del mundo juntos”.

“Nos entusiasmamos cuando los supermercados por fin dieron un paso adelante y pasaron de pedir ineficazmente a la industria cárnica que detuviera la deforestación a finalmente comprometerse a hacer algo al respecto”, explica Wijeratna, quien lamenta que, “incluso ante la clara evidencia de la vasta destrucción de estos ecosistemas, parecen paralizados mientras Brasil arde”.

“Basta de palabras huidizas”, sentencia el ecologista. “Ya es hora de que los supermercados hagan algo de verdad, y no solo un lavado de imagen de su carne procedente de la deforestación”.