Es probable que la economía de México enfrente un año difícil en el 2022, ya que el impulso que recibe del crecimiento de Estados Unidos está siendo superado por el impacto de estrictas políticas y la incertidumbre en torno a la agenda del Gobierno.
Bank of America Corp. recortó su pronóstico de crecimiento de 2.5% a 1.5%, escribieron el martes en una nota analistas encabezados por el economista jefe de México y Canadá, Carlos Capistrán.
Posteriormente, dijo en una videoconferencia que es probable que las cifras de producción de México ahora no alcancen los niveles previos a la pandemia hasta el próximo año.
“México se encuentra potencialmente en un régimen de bajo crecimiento”, escribió Capistrán. Débiles datos de actividad muestran que “la recuperación de la fase inicial de la pandemia ya terminó y que la actividad en México más bien está volviendo a caer”.
La segunda economía más grande de América Latina se contrajo en el tercer trimestre del 2021, y un mal comienzo del último trimestre del año sugiere que la contracción no se debió por completo a factores extraordinarios como el punto álgido de la variante delta del COVID-19, escribió Capistrán. El banco también redujo su estimación de crecimiento para el 2021 de 5.8% a 5.2%.
Durante toda la pandemia, el país ha recibido el impulso de una fuerte demanda de Estados Unidos, que ayudó a que las empresas reabrieran rápidamente y se expandieran en el corazón manufacturero del país: su frontera norte.
Sin embargo, México ahora “parece estar desvinculándose del crecimiento de Estados Unidos”, escribió Capistrán, que señala que la tendencia podría explicarse por el contraste entre el fuerte gasto y la política monetaria laxa en Estados Unidos frente a la austeridad del presidente Andrés Manuel López Obrador y la eterna postura restrictiva del Banco de México.
La financiación externa también se ha estado agotando, debido a que la “agenda centrada en el Estado” del presidente ha debilitado el apetito de los inversionistas, escribió el martes Olga Yangol, de Crédit Agricole CIB, en una nota. “López Obrador ha mostrado una tendencia a centralizar la toma de decisiones, lo que ha llevado a un desgaste institucional y un ineficiente funcionamiento del Gobierno”.
AMLO ha espantado aún más a los inversionistas con leyes que tienden al estatalismo, como un proyecto de ley de reforma eléctrica que apunta a aumentar la participación de mercado de la empresa estatal de servicios públicos.
“El presidente está realizando, tal como lo ha declarado, la cuarta transformación de México, y todo proceso de transformación implica cambio y, por ende, incertidumbre”, escribió Capistrán. “Es probable que el alto nivel de incertidumbre sea una de las razones por las que la inversión es muy baja”.
Una de las mejores oportunidades de crecimiento de México este año es el llamado “nearshoring”: una iniciativa para persuadir a las empresas que se están alejando de China, o que quieren cadenas de suministro más simples, de establecer instalaciones en México, dijeron ambos analistas.
Sin embargo, ninguno de los dos se mostró particularmente optimista. Yangol señaló que “la política del Gobierno centrada en el Estado corre el riesgo de socavar la oportunidad”, mientras que Capistrán escribió que es poco probable que cambie el crecimiento de este año “de manera significativa”.
Es probable que el bajo crecimiento y la desvinculación de Estados Unidos afecten al peso, que podría debilitarse desde los actuales 20.4 por dólar a 22 para fin de año, dijo Capistrán en la videoconferencia.