El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se corona como uno de los mandatarios más polémicos por su gestión de la pandemia por su rechazo a usar mascarilla, sus baños de masas y, ahora, dar de nuevo positivo al COVID-19 tras reunirse con periodistas y minimizar la enfermedad.
“Amanecí ronco”, reconoció el lunes el mandatario mexicano sin mascarilla en su conferencia de prensa desde Palacio Nacional en la que aseguró que creía que se trataba de una gripe.
Horas después se hizo una prueba del COVID-19 y dio positivo por segunda vez en un año. Tiene síntomas menores y está aislado en su casa, el Palacio Nacional.
Pero el gesto ha indignado a parte de la sociedad mexicana por desatender las recomendaciones de salud pública, aunque el presidente mantiene una inalterable alta popularidad y sus críticos ya están acostumbrados a sus ocurrencias.
En Twitter son tendencia las etiquetas #fuerzapresidente e #irresponsable, aunque ganan los mensajes de apoyo.
“Creo que no tiene ninguna consecuencia política, pero en su popularidad pienso que sí, sobre todo en el gremio médico que está recibiendo en estos momentos los embates de la cuarta ola de contagios”, dijo Carolina Gómez, maestra en salud pública.
Penúltima polémica
Desde el comienzo de la crisis sanitaria, el presidente ha sido controvertido: “Hay que abrazarse, no pasa nada”, dijo cuando todavía había pocos casos en el país y él todavía visitaba pueblos repartiendo besos y fotos colectivas.
Y en marzo del 2020, en un ejercicio inaudito, enseñó unas estampitas y escapularios contra el COVID-19 como manera de frenar la enfermedad.
A lo largo de toda la pandemia el mandatario ha mostrado un optimismo incondicional, asegurando en muchas ocasiones que la enfermedad ya estaba “domada”.
Y pronto regresó a sus giras por el país. Siempre sin mascarilla, con la que se le ha visto en contadísimas ocasiones: “Me voy a poner un tapabocas saben cuándo, cuando no haya corrupción ya”, dijo en julio del 2020.
El pasado año, y pese a dar positivo en enero y padecer hipertensión, tampoco cambió de estrategia. De hecho, anunció su primer contagio tras un fin de semana repleto de actos multitudinarios.
Y el pasado 1 de diciembre, cuando se cumplían tres años de su llegada al poder y el mundo ya vivía preocupado por la nueva variante, el mandatario, de 68 años, congregó a unas 150,000 personas en el Zócalo capitalino.
“Llevamos dos años con desafortunadas declaraciones y decisiones tardías y fallidas”, opinó Gómez.
¿En sintonía con otros líderes?
A López Obrador se le ha tachado a menudo de “populista” y comparado en la manera de afrontar la pandemia con el mandatario brasileño, Jair Bolsonaro, y con el hoy expresidente estadounidense Donald Trump, pese a su distinto color político.
Los tres, por ejemplo, han rechazado usar mascarilla.
Al comienzo de la pandemia en Brasil, Bolsonaro fue muy criticado por calificar el COVID-19 de “gripecita”, un discurso que todavía lo persigue y hoy resuena en las recientes palabras del izquierdista López Obrador.
Trump se contagió del COVID-19 en octubre del 2020 y apareció en un acto público sin que los médicos tuvieran claro si seguía siendo contagioso.
Y entre sus muchas ocurrencias, Trump propuso inyectar desinfectante a los pacientes del COVID-19.
“Todos los políticos evalúan las consecuencias electorales de sus acciones. Y en opinión del presidente López Obrador una política más restrictiva podía generar animadversión”, opinó Khemvirg Puente, politólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), al comparar a los tres líderes.
Minimización de la pandemia
México superó hace unos días los cuatro millones de contagios y los 300,000 muertos por el COVID-19, siendo la quinta nación del mundo por número de decesos.
Además, registró un récord histórico de nuevos infectados en un día.
“La variante ómicron es un covidcito”, dijo apenas este lunes López Obrador, al leer una serie de tuits de un periodista afín.
Esta sensación de que el Ejecutivo mexicano ha minimizado la pandemia ha perdurado a lo largo de estos casi dos años, según denuncian expertos.
“El Gobierno de México ha sido congruente con su propia actuación desde el inicio de la pandemia. Es decir, alejado de las políticas y recomendaciones de la OMS y de expertos en la materia, y esto ha traído consecuencias negativas”, señaló Puente.
Pese al contagio de López Obrador y al azote de ómicron en México, hoy se celebró la “mañanera”, como cada día.
Salió incluso un vídeo del mandatario -que en días recientes se reunió con buena parte del gabinete- confinado y en su despacho.
Con la voz algo ronca, aseguró tener síntomas menores. “No nos espantemos”, remarcó.
Y se tomó algo torpemente su temperatura y oxigenación ante cámara confirmando que en una Presidencia tan mediática como la actual rige la máxima de que el espectáculo debe continuar a diario.