Los operadores de parques industriales y almacenes de México, desesperados por obtener electricidad para alimentar sus florecientes operaciones, están ofreciendo pagar de su propio bolsillo la construcción de paneles solares. Sin embargo, esto pone en peligro el control gubernamental de los mercados energéticos.
Además de las tensiones ya existentes en la red nacional, se prevé que la demanda de electricidad aumente a medida que gigantes industriales como Tesla Inc. y otros establezcan operaciones en medio de una tendencia conocida como nearshoring, especialmente en el norte del país.
Actualmente, México limita la energía renovable autogenerada a 500 kilovatios en lo que se llama “generación distribuida”, sin embargo, la asociación de parques industriales AMPIP pide al Gobierno que amplíe ese límite como una de las soluciones para aumentar la capacidad que tanto se necesita.
A medida que el mundo se aleja lentamente de los combustibles fósiles, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha aumentado la dependencia del país en ellos a expensas de los proyectos renovables impulsados por el sector privado.
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El aumento “nos daría ese extra push de generación”, dijo Santiago Villagómez, cofundador y consejero delegado de Energía Real, quien afirmó que su empresa apoya los esfuerzos para aumentar el tope a 1 megavatio desde los 500 kilovatios actuales. “Además, ayudas a desahogar la demanda de la red”.
La AMPIP ha mantenido conversaciones “sólidas y positivas” con la Secretaría de Energía y con la estatal Comisión Federal de Electricidad sobre las necesidades energéticas del sector en los próximos años, dijo Sergio Argüelles, presidente de la asociación y director general de la desarrolladora Finsa. “Necesitamos atender esa demanda para que las inversiones se queden en México en lugar de irse a otros lugares”, dijo, añadiendo que las conversaciones están en curso.
La Secretaría de Energía no respondió a una solicitud de comentarios. El Gobierno no se opone a aumentar el tope, su preocupación es que las empresas busquen vender su exceso de energía a otras compañías para obtener ganancias en lugar de usar lo generado para autoabastecimiento, según un funcionario del Gobierno con conocimiento directo de las discusiones.
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Monopolio de la electricidad
Actualmente, el Gobierno mexicano posee el monopolio de la generación y transmisión de electricidad a través de la CFE. En 2022, el regulador energético mexicano impidió a varias empresas extranjeras explotar plantas eólicas y solares, en un intento de concentrar la energía en manos de la empresa eléctrica.
Ana Lilia Moreno, directora del programa de Competencia y Regulación de la organización sin fines de lucro México Evalúa, dice que el suministro de energía se está convirtiendo en un obstáculo para la inversión.
“Aunque México está atrayendo inversiones, estas no son tan grandes como podrían ser si tuviéramos un sistema eléctrico sólido”, dijo.
El tope también significa que invertir en energías renovables resulta inútil para muchas empresas.
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“Alcanza para los operadores logísticos”, dijo Héctor Ibarzabal, director general de Prologis Property México SA. “Pero no te alcanzan bajo ninguna circunstancia para los operadores de manufactura pesada. Tampoco funciona para los operadores logísticos si les sumas electrolineras.”
En un intento por sortear los cuellos de botella energéticos de México, Prologis está gastando cerca de US$ 60 millones para revestir el 65% de sus edificios con paneles solares.
En toda la región, países como Brasil y Colombia fijan un tope mucho más alto para la generación distribuida, con ejemplos que van de 5 a 10 megavatios, según Jorge Gandar, codirector ejecutivo de la empresa de energía solar Luxun. El tope de México “no tiene ninguna base técnica”, señaló.
La Comisión Reguladora de Energía (CRE), quien está a cargo de otorgar dichos permisos, no da señales de ceder. Entre 2019 y 2022, la CRE rechazó 213 permisos relacionados con el sector eléctrico, según México Evalúa.
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Aumento de la demanda
El consumo de energía en México se ha triplicado en los últimos 30 años, lo que hace que resolver el suministro eléctrico sea una de las principales preocupaciones de cualquier empresa que busque instalarse en el país, dijo Argüelles, de la AMPIP.
Tras varios años de falta de inversión por parte de la CFE, las empresas también están gastando decenas de millones de dólares en la construcción de subestaciones eléctricas que reducen los voltajes al extraer energía de la red.
Los consultores estiman que las subestaciones pueden llegar a costar hasta US$ 15 millones y tardar años en completarse, además de que son una solución parcial al problema, dijo el Secretario de Economía del estado de Nuevo León, Iván Rivas. Para resolver realmente el problema, la CFE necesita invertir en transmisión y distribución, dijo Rivas en una entrevista en Monterrey, la capital del estado.
“Ahora el mercado ya no es nada más ‘location, location, location’”, dijo Argüelles. “Sino también es KVA, KVA, KVA”, señaló refiriéndose a la unidad utilizada para medir la electricidad. “Es importantísimo tener dotados los terrenos con la infraestructura para que podamos atender esa demanda”.
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