El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, inauguró el lunes un nuevo aeropuerto que servirá a la capital, más de tres años después de desechar una terminal aérea privada de US$ 13,000 millones que empezó a construir el gobierno anterior y a la que calificó como un símbolo de la corrupción.
La base militar al norte de Ciudad de México que López Obrador ha convertido en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) -llamado así en honor de un militar de la Revolución Mexicana de inicios del siglo XX- comenzará con un puñado de vuelos y sin conexión ferroviaria, estimada para el 2023.
El aeropuerto, ubicado a unos 45 kilómetros al norte de la capital, en el contiguo Estado de México, es el primero de los principales proyectos de infraestructura del mandatario que se lanzará y tiene como objetivo aliviar la congestión en el Aeropuerto Internacional de Ciudad de México (AICM).
“Esta obra se hizo a pesar de las resistencias de grupos de intereses creados y también de quienes quisieran que nos fuera mal, inclusive que le fuera mal al país para que se pudiese evidenciar al Gobierno que represento”, dijo López Obrador el lunes, durante su rueda de prensa matutina, desde el aeropuerto.
La terminal se construyó a pesar de las críticas de grupos empresariales que habían respaldado el aeropuerto parcialmente construido cancelado por López Obrador unas semanas antes de asumir el poder, en diciembre del 2018.
Luego de un polémico referéndum que promovió en octubre, el mandatario abandonó el aeropuerto inconcluso en Texcoco, a unos 30 kilómetros al este de la capital, argumentando que el proyecto estaba plagado de corrupción, era geológicamente defectuoso y demasiado costoso.
La decisión sacudió los mercados financieros y marcó la pauta para una relación a menudo conflictiva con los empresarios.
El gobierno desembolsó US$ 1,800 millones para pagar a los tenedores de bonos de Texcoco, lo que se sumó a los costos hundidos en el aeropuerto cancelado, que el presidente calificó de “faraónico”.
Luego, puso al ejército mexicano a cargo de la construcción de la nueva terminal que, para el 2023, se prevé que transporte a cinco millones de pasajeros. En el 2019, antes de que estallara la pandemia del coronavirus, el AICM transportó un récord de 50.3 millones de pasajeros.
México está considerando posibles incentivos para alentar a las aerolíneas a trasladar sus operaciones allí desde la actual terminal capitalina, dijo este mes un alto funcionario.
Algunos críticos del AIFA han cuestionado si esa terminal y el AICM podrán operar correctamente de manera simultánea. El Gobierno insiste en que sí y en que se ha ahorrado dinero ya que el costo total de la obra suma 3,600 millones de dólares.
El sitio web del nuevo aeropuerto no funcionaba completamente, pero las aerolíneas locales Aeroméxico, Volaris y Viva Aerobus anunciaron que volarán, desde allí, a seis ciudades mexicanas, incluyendo Cancún. La estatal venezolana Conviasa hará lo propio desde Caracas.
Delta, Copa y otra aerolínea no identificada realizarán vuelos hacia Estados Unidos desde el AIFA a partir de la segunda mitad del 2022, dijo el lunes Isidoro Pastor, director general de la terminal.
La inauguración de la terminal ocurre a menos de 20 días de un referéndum revocatorio en el que los mexicanos decidirán si quieren que el presidente -cuya popularidad promedia el 58%- concluya su mandato antes del 2024, cuando debería finalizar.