Los mercados están enviando un mensaje a los laboratorios farmacéuticos que enfrentan litigios por opioides: lleguen a acuerdo.
Johnson & Johnson anunció su primer acuerdo legal sobre el supuesto papel del gigante farmacéutico en estimular la crisis de los opioides, un modesto acuerdo de US$ 20 millones con dos condados de Ohio. El acuerdo evitará un arriesgado juicio a fines de este mes y se produjo un día después de la publicación de un informe que señalaba que los laboratorios farmacéuticos pueden valerse de la quiebra de Purdue Pharma como modelo para un acuerdo más amplio, noticia que impulsó brevemente a empresas más pequeñas, como Mallinckrodt PLC, Teva Pharmaceutical Industries Ltd y Endo International PLC.
La profusión de litigios, el tamaño de la crisis de adicción y la furia pública han generado una responsabilidad de dimensiones desconocidas que podría llevar años resolver. Siguen existiendo miles de demandas, y será difícil negociar un acuerdo global que resuelva una gran parte de esas demandas. Sin embargo, el acuerdo de J&J abre la puerta y los inversionistas quieren una resolución. Hacer algo y seguir adelante debería ser una prioridad para los laboratorios farmacéuticos en lugar de cuidar el bolsillo.
Unirse podría ayudar a garantizar que ningún laboratorio farmacéutico se quede atrás en la lucha por las demandas o en caso de enfrentar una posible responsabilidad desproporcionada en relación con su papel relativo en la crisis. No será barato y no será fácil, pero valdría la pena el esfuerzo.
Un acuerdo global, incluso si implica un pago sustancial en efectivo, contribuiría en gran medida a ayudar a los laboratorios farmacéuticos a salir de la crisis, mientras que los inversionistas finalmente podrían poner una cifra en el pasivo en lugar de temer el incierto resultado de cada juicio individual. Un acuerdo también podría reducir el riesgo de quiebra para los miembros endeudados del grupo, lo que reduciría otro riesgo asimétrico.
Por otro lado, las partes afectadas por la crisis deberían luchar agresivamente por un gran acuerdo. La cantidad de dinero necesaria para combatir la crisis y construir una infraestructura de tratamiento real en Estados Unidos lo exige. Más allá de eso, vale la pena luchar por una figura lo suficientemente grande para disuadir el tipo de comportamiento y negligencia que supuestamente provocó la crisis.
Eso no significa que deban despreciar un acuerdo global y la idea de compromiso. Un acuerdo amplio puede ser la mejor vía de los gobiernos para obtener efectivo rápidamente para que puedan ayudar a las personas necesitadas lo antes posible. Es posible que prolongar la pelea no resulte en un pago mayor y, en algunas comunidades, podría llevar a que no obtengan nada.
Todavía estamos muy lejos de un acuerdo significativo; muchos estados se oponen incluso a la versión para una sola empresa de la quiebra de Purdue. Con suerte, ambas partes se darán cuenta de los beneficios de evitar una batalla de varios años y realizarán nuevos avances.
Por Max Nisen
Esta columna no refleja necesariamente la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.