El político y oligarca prorruso Víctor Medvedchuk, detenido la noche del martes por las fuerzas de seguridad ucranianas, es considerado desde hace 20 años el principal agente de influencia del Kremlin en la política ucraniana, especialmente en el Donbás.
“Conozco a (el presidente ruso, Vladímir) Putin desde el 2002, cuando yo era jefe de la administración presidencial. Estoy orgulloso de nuestra relación de amistad”, comentó en el 2019.
Medvedchuk, de 67 años, es para muchos ucranianos el “traidor” por excelencia por sus estrechos vínculos con Rusia, a lo que hay que sumar que durante los últimos años fue uno de los principales enemigos del presidente, Volodímir Zelenski.
“Si usted me pregunta quién puede dirigir el Estado ucraniano, a Zelenski lo mencionaría en último lugar”, comentó poco antes de las elecciones presidenciales del 2019, ganada por el actual mandatario ucraniano.
Compadre de Putin
Medvedchuk es conocido familiarmente como el “compadre de Putin” y es que el líder ruso fue el padrino de una de sus hijas, ceremonia que se celebró en San Petersburgo.
Como jefe de la Administración presidencial ucraniana (2002-2004), coordinó la cooperación bajo mesa entre Moscú y Kiev, interrumpida por la Revolución Naranja, un revés para el Kremlin que había apoyado la elección del prorruso Víktor Yanukóvich.
En el 2012 creó la organización Opción Ucraniana, cuyo objetivo era apoyar el ingreso de Ucrania en la Unión Aduanera con Rusia en perjuicio de la firma de un Acuerdo de Asociación con la Unión Europea (UE).
Durante el Maidán (2014) fue uno de los principales confidentes de Yanukóvich y como él, tras la represión de las protestas y el triunfo de la revolución huyó a la península de Crimea, que semanas después sería anexionada por Rusia.
Coincidiendo con la reelección de Putin, fundó el partido prorruso Plataforma por la Vida, desde el que propuso un plan de paz para el Donbás, que incluso presentó ante el Parlamento Europeo.
El plan, que fue apoyado por el Kremlin y rechazado por Kiev, incluía la concesión de altas cotas de autogobierno al Donbás prorruso, incluido un Gobierno, Parlamento y policía propios.
“Kiev quiere recuperar el territorio por la fuerza y Rusia no lo permitirá”, señaló entonces.
Por eso, cuando fue acusado de alta traición por desvelar secretos de Estado, tener negocios en Crimea y con los separatistas del Donbás, Putin salió en su defensa.
“Las decisiones son claramente políticas y arbitrarias, y están dirigidas a limpiar el espacio político de aquellas fuerzas que abogan por una solución pacífica a la crisis en el sureste de Ucrania, el Donbás, y por unas relaciones de buena vecindad con Rusia, debemos reaccionar de manera oportuna y adecuada”, señaló.
Las dos Ucranias
Al igual que el Kremlin, abogó siempre por la federalización del país.
“Ucrania sólo puede existir como país independiente y soberano en un régimen federal, ya que el este y el oeste son muy diferentes por su mentalidad”, aseveró.
Igual que hizo Putin en febrero cuando reconoció la independencia de las repúblicas de Donetsk y Lugansk, Medvedchuk recordaba siempre que podía que una mitad de Ucrania perteneció al Imperio Ruso y la otra mitad a Lituania, Polonia y el Imperio Austro-húngaro.
“Lenin le cedió a la república socialista soviética de Ucrania las regiones de Donetsk, Lugansk, Jersón, Zaparoyia, Mykolaiv y Dnipró. Esas regiones no tenían nada en común con el resto”, afirmó.
Por ello, Medvedchuk abogó por encontrar un “denominador común” entre los que apoyan el nacionalismo ucraniano y los que quieren hablar sólo en ruso, lo que van a una iglesia ortodoxa que depende de Moscú y los que apoyan el Patriarcado de Kiev. “Si no respeta a la otra Ucrania, el Gobierno de Kiev será débil e inestable”, indicó.
Aunque el líder ruso ha dicho en numerosas ocasiones que rusos, bielorrusos y ucranianos son el mismo pueblo, Medvedchuk explicó que “Putin comparte mi opinión. Rusia y Ucrania son dos pueblos amistosos y cercanos, pero dos pueblos, no uno solo”.
La guerra que no predijo
Siempre negó rotundamente que Putin estuviera interesado en una Ucrania débil y en conflicto consigo misma, ya que ambos países comparten 2,230 kilómetros de frontera.
“¿A Rusia le conviene un país donde impere el caos, los desórdenes, donde el pueblo pueda doblegar la voluntad del Gobierno por la fuerza, donde la amenaza de revolución pueda desembocar en pogromos? ¿Acaso le conviene un vecino así? Nunca lo creeré”, señaló.
Insistía que “a Rusia y a su presidente les interesa una Ucrania normal, desarrollada y civilizada”. El inicio de la “operación militar especial” le cogió con el pie cambiado. Ese mismo día se dio a la fuga.
Según la Inteligencia estadounidense, era considerado uno de los principales candidatos a encabezar un futuro Gobierno marioneta en Kiev.
Paradójicamente, su padre, Vladímir Medvedchuk, fue condenado a ocho años de cárcel en tiempos de Iósif Stalin (1944) por pertenencia a una organización nacionalista ucraniana y por actividades contrarrevolucionarias.
Allí, en el Gulag, en Siberia, se conocieron sus padres. Y el propio Medvedchuk nació en la región rusa de Krasnoyarsk, de donde volvió a Ucrania a tiempo para ir a la escuela en Zhitomirsk, cerca de Kiev.