Los últimos dos años, marcados por la pandemia del COVID-19 y la crisis económica que desató, han hecho que los indicadores globales de desarrollo -que tienen en cuenta factores como la salud, la educación y los estándares de vida- retrocedan al menos cinco años.
Así lo ilustra el último Informe de Desarrollo Humano presentado este jueves por Naciones Unidas, que muestra una clara regresión a escala mundial, algo inédito hasta ahora.
“Por primera vez en más de 30 años (desde que se elabora el informe) hemos visto el Índice de Desarrollo Humano retroceder 2 años seguidos. En términos estadísticos estamos donde nos encontrábamos en el 2016″, explicó a los periodistas Achim Steiner, el administrador del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Ese Índice de Desarrollo Humano (IDH) mide los niveles de salud, educación y estándares de vida en cada país y sirve desde hace años al PNUD para hacer una especie de ránking mundial en este ámbito.
El retroceso que se ha visto en el IDH es prácticamente universal, pues más de un 90 % de los países vieron bajadas de ese indicador en 2020 o en 2021, y más de un 40 % retrocedieron los 2 años seguidos.
Entre los factores clave está la reducción de la esperanza de vida que se ha visto como consecuencia del COVID-19. En Estados Unidos, por ejemplo, ha caído en 2 años, cuando en el mundo tradicionalmente de media la esperanza de vida ha mejorado entre 3 o 4 meses cada año.
“Esto es un shock sin precedentes”, destaca el principal responsable del informe, Pedro Conceição.
RÁNKING MUNDIAL
La crisis económica desatada por la pandemia o su impacto en la educación también se hacen notar en este índice que, en esta ocasión encabeza Suiza, superando a Noruega e Islandia, que ocupaban los 2 primeros puestos cuando en 2020 se publicó por última vez este informe.
España se mantiene en el puesto 27, junto a países de su entorno como Francia (28) o Italia (30), gracias en buena medida a una mayor esperanza de vida que compensa una renta per cápita menor.
Chile (42) y Argentina (43) son los primeros latinoamericanos, seguidos de Costa Rica y Uruguay (empatados en el puesto 58) y Panamá (61), todos ellos dentro del grupo de naciones con un desarrollo humano muy alto.
Con un desarrollo humano alto aparecen otros como República Dominicana (80), Cuba (83), Perú (84), México (86), Brasil (87) o Colombia (88), mientras que Venezuela (118) y la mayor parte de Centroamérica están por debajo, con un desarrollo humano medio.
Haití (163) es el único país del continente americano con un desarrollo bajo, un grupo copado por países africanos y algunas naciones escenario de largos conflictos como Yemen o Afganistán.
UN FUTURO COMPLICADO Y MUCHA INCERTIDUMBRE
Aunque los datos que recoge el informe son de 2021, el PNUD avisa ya de que las perspectivas para el 2022 son “desalentadoras” como consecuencia de las subidas de precios de alimentos y combustibles aceleradas por la invasión de Rusia a Ucrania y las fuertes dificultades financieras a las que se enfrentan decenas de países.
Todos estos factores siguen alimentando una fuerte incertidumbre, un sentimiento cada vez más extendido entre la población de todo el mundo y al que el informe dedica una parte importante de sus más de 300 páginas.
Según el PNUD, la incertidumbre no es algo nuevo para la humanidad, pero nunca se había hecho tan clara como ahora por la acumulación de crisis: la crisis financiera global del 2008, la actual crisis climática y la pandemia del COVID-19 y una crisis alimentaria que se avecina.
“Existe una sensación persistente de que cualquier control que teníamos sobre nuestras vidas se está desvaneciendo, que las normas e instituciones en las que solíamos confiar para la estabilidad y la prosperidad no están a la altura de la compleja incertidumbre actual. Los sentimientos de inseguridad están aumentando en casi todas partes”, explica el informe.