Cuando la noche cae, Kevin Ha y sus amigos saltan, escalan y se columpian por las fachadas de las tiendas más céntricas de París no solo por pura diversión. La principal meta de estos practicantes de “parkour” es apagar las luces de los escaparates para evitar el desperdicio de energía.
Como una especie de “spidermans”, ágiles, flexibles y determinados, Kevin y su grupo pertenecen al colectivo “Lights off”, un movimiento ecologista con gran implantación en Francia que mezcla el deporte extremo del “parkour” con acciones para luchar contra el cambio climático.
“Soy de una generación en la que estamos acostumbrados a ver las luces siempre encendidas, pero creo que es una aberración”, afirma a EFE el joven, de 30 años, acompañado por otros cuatro amigos, todos veinteañeros.
Los miembros del colectivo han citado a un puñado de periodistas pasada la media noche frente al local de los juegos de Lego situado en el centro comercial de Les Halles, a pocos metros del Ayuntamiento parisino.
Se presentan y rápidamente se ponen manos a la obra. Una primera tienda de una famosa marca de calzado es su objetivo. Imposible. El interruptor adosado a la fachada (un dispositivo obligatorio en todos los establecimientos en caso de incendio) no está conectado con las luces del escaparate. Una infracción.
“Como también lo es dejar las luces encendidas más allá de la media noche”, prosigue Kevin. Su grupo ha sido abordado en varias ocasiones por la policía, que se alarma al ver a unos chavales escalar por las fachadas. “Cuando les explicamos que lo único que hacemos es bajar el interruptor para que se cumpla la ley nos dejan tranquilos”, relata.
De hecho, el Gobierno francés acaba de anunciar un plan para reforzar la lucha contra el desperdicio energético en un contexto de tensión de precios por la guerra en Ucrania.
El Ejecutivo ha pedido un esfuerzo tanto al sector privado -al que multará por dejar las luces encendidas en medio de la noche o por malgastar aire acondicionado-, como a los hogares.
“La gente que nos ve en los vídeos o que nos encuentra nos elogia porque nos dicen que si no fuésemos nosotros no habría nadie para hacerlo”, presume.
Inspiración en los videojuegos
Umud Christophe Tekinalp, de 20 años, acaba de escalar -sin ayuda de equipamientos como dicta el “parkour”- una fachada de la céntrica avenida de Réaumur-Sébastopol para apagar, tocando el interruptor con el pie izquierdo, las luces del escaparate de un supermercado. “Ha subido unos cuatro metros”, se felicita el resto del grupo.
¿De dónde viene esa agilidad pasmosa? “Cuando era más joven, adolescente, jugaba mucho a los vídeojuegos y, con el paso del tiempo, me di cuenta de que todo lo que veía en ellos, lo de escalar sin equipos, era posible en la realidad”.
Monopatín en mano, gorra al revés, Christophe mantiene una forma física envidiable, como el resto de sus colegas. “Hacemos al menos una hora de trabajo físico al día (abdominales, flexiones) y tenemos cuidado con lo que comemos, optando por los productos proteicos y con fibras”.
El joven parisino, quien además es monitor profesional de “parkour”, tiene muy claro por qué durante el último año recorre por las noches las tiendas parisinas despilfarradoras de energía. “Porque, entre comillas, detesto a las personas que no respetan la ecología”.