El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dijo que su país será autosuficiente en gas natural, pero que le tomará tiempo lograr ese objetivo, clave para la balanza comercial energética del país, por lo que planea seguir importando el hidrocarburo.
El país latinoamericano importa al menos un 70% de su consumo de gas, principalmente de Estados Unidos. En octubre, los envíos del combustible por gasoductos desde su vecino del norte llegaron a cotas máximas, según cifras de la Administración de Información de Energía (EIA, por sus siglas en inglés).
El gobierno del izquierdista López Obrador busca incentivar la producción local para reducir a la mitad el volumen de importaciones hacia el final de su sexenio, en 2024, pero áreas de gas convencional y no convencional que planeaban ser ofrecidas para explotación no han sido licitadas por su administración.
"Se va a tener gas, pero nos va a llevar mucho tiempo ser autosuficientes", dijo el mandatario, conocido por su acrónimo AMLO. "Vamos a tener que estar importando gas porque se descuidó por completo la producción y la extracción".
El año pasado, en medio de una declinante producción de crudo y gas asociado, el regulador petrolero mexicano formalizó la cancelación de licitaciones en busca de socios para la estatal Pemex en siete áreas en tierra, principalmente de gas.
Una ronda para la explotación de reservas de crudo y gas no convencionales, en donde México tiene un enorme potencial aún por desarrollar, también fue suspendida en el 2018.
Sin pruebas, López Obrador ha justificado la baja producción de hidrocarburos a un plan de gobiernos anteriores para importarlos y beneficiarse de jugosos contratos.
"No les importaba ni el petróleo ni, mucho menos, el gas. Nunca hubo un plan en el período neoliberal para ser autosuficientes en gas. Hubo, más que nada, intención de comprar gas", señaló.
Analistas dudan que, al menos en el corto plazo, México logré la autosuficiencia en gas natural debido a la declinación de su producción y reservas probadas, en medio de un aumento en la demanda.
"Las perspectivas para la producción nacional son extremadamente pesimistas", dijo James Fowler, analista energético de ICIS.
“En el mejor de los casos, la nueva producción que entrará en funcionamiento en los próximos dos a tres años detendrá el declive y estabilizará la producción en los niveles actuales”, agregó.