La teledetección por satélite, que permite la observación de la Tierra con el fin de evaluar la salud del planeta, es la “única herramienta posible” si se quiere tener una información global para hacer frente al cambio climático, que está afectando “de forma evidente” a la superficie terrestre y para cuyo control se deben tomar medidas “drásticas” y “lo antes posible”.
Así lo aseguró este lunes a EFE José Antonio Sobrino, catedrático de Física de la Tierra de la Universidad española de Valencia (UV) y director de la Unidad de Cambio Global, entidad que organiza un simposio internacional que esta semana reúne en Torrent (Valencia, este de España) a más de 200 científicos y científicas de 18 países.
El sexto Internacional Symposium on Recent Advances in Quantitative Remote Sensing (RAQRS) tiene por objetivo poner en común los avances más recientes en Teledetección, presentar las misiones de observación por satélite previstas para el futuro y evaluar el estado actual de la Tierra.
Respecto al actual estado del planeta, Sobrino afirma que es difícil de contestar pero indica que se puede “ver claramente” en el caso del incremento del nivel del mar cómo en los últimos treinta años prácticamente ha subido 10 centímetros de altura.
También en el caso de la deforestación se pueden determinar las hectáreas quemadas y la severidad de los incendios forestales, y en el de la temperatura de la superficie terrestre “se está detectando un incremento del orden de 0,2 décimas cada decenio. Si seguimos a ese ritmo nos vamos más allá de los tres grados para el final de siglo”, cuando el Acuerdo de París intentaba limitarlo a 1,5 grados.
Aplicaciones de la teledetección
Sobrino subraya las aplicaciones que tiene la teledetección en el campo del uso eficiente del agua y en estimar lo que evaporan los cultivos, algo que permitiría hacer sugerencias sobre la necesidad de riego.
También se usan datos de teledetección para estimar la productividad agrícola con unos meses de antelación, algo que “viene bien” para tomar medidas en caso de problemas, como una sequía, que pueda variar en las previsiones.
Además, permite el estudio de las olas de calor en las ciudades, donde se intensifican porque los materiales que se usan para construirlas, hechos por el hombre, absorben más calor y lo eliminan durante la noche, por lo que se puede “tener temperaturas de hasta 5 grados de diferencia o más entre la zona urbana y los alrededores”.
Herramienta contra el cambio climático
José Antonio Sobrino considera que la teledetección es la “única herramienta posible” para las futuras acciones frente al cambio climático porque permite tener una información global, disponer de imágenes de todo el planeta y una cantidad ingente de datos a los que, a través del proyecto europeo Copérnico, se pueden acceder de forma gratuita.
Preguntado por si estos datos dejan sin argumentos a los negacionistas del cambio climático, señala: “Cada uno puede decir lo que considere oportuno, no entramos a debatir. Yo debato sobre datos y no sobre ideas”.
“Si alguien me trae datos que muestren algo distinto a lo que estamos viendo, podríamos sentarnos a ver, pero la realidad es tozuda y contundente, se ve claramente cómo han desparecido muchos glaciares, cómo ha aumentado el nivel del mar, se ven en los impactos claros del calentamiento global, eso es indudable”.
Según explica, la comunidad científica viene alertando del cambio climático desde los años 70 porque ha habido distintos informes que han puesto de manifiesto el impacto del ser humano sobre el planeta, como la quema de combustibles fósiles o el aumento del dióxido de carbono, y todo esto “lleva al final a un incremento de la temperatura, que está perfectamente medido con datos”.
Considera que esta información puede llevar a aumentar la concienciación, tanto ciudadana como de los gobiernos, porque, asegura, “una imagen vale más que mil palabras y se ven claramente. Si uno compara los mapas de cobertura terrestre de hace 30 años con los de ahora, se ven cambios evidentes del uso del suelo”.
Entre los participantes de este simposio está Mark Drinkwater, jefe de la sección de misiones espaciales terrestres de la Agencia Espacial Europea, que hablará de los proyectos de futuro de la ESA en este campo, y Robert O. Green (NASA), quien presentará su espectrómetro EMIT, lanzado en julio e instalado en la Estación Espacial Internacional con el objeto de investigar el impacto de las partículas de polvo mineral sobre la temperatura de la Tierra.
La Unidad de Cambio Global de la Universidad de Valencia presentará su nueva metodología para evaluar la severidad de los incendios forestales con datos de sentinel-2; y el Instituto de Técnica Aeroespacial mostrará los resultados de la explotación de la misión PAZ, un radar español de alta resolución lanzado al espacio en el 2018.