La histórica sequía que sufre la Amazonía desde septiembre dificultó el rescate de los huevos de tortugas amenazados en la mayor selva tropical del mundo, pero no impidió que los activistas que luchan por salvar la especie en Brasil conmemoraran la soltura este fin de semana de 800 crías de quelonios.
La liberación de los pequeños quelonios en una reserva ambiental cortada por el río Amazonas fue fruto de una iniciativa para convertir a decenas de habitantes de las comunidades ribereñas en la región, que antes se dedicaban a la caza de las tortugas, en monitores especializados en la búsqueda de los huevos amenazados y en su rescate.
Las 800 crías fueron sueltas en una playa en el río Negro, como se conoce en Brasil al Amazonas, antes de juntarse al Solimoes, dentro de la reserva ambiental Parque Nacional do Jaú, a unos 195 kilómetros de Manaos, la mayor ciudad de la Amazonía. Rápidamente, y por instinto, corrieron al río para iniciar su vida adulta.
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El proyecto para la formación de agentes ambientales es una iniciativa conjunta del Instituto Chico Mendes de Conservación de la Biodiversidad (ICMBio), dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, así como de la organización Wildlife Conservation Society (WCS) y de la Agencia de los EE.UU. para el Desarrollo Internacional (USAID).
El proyecto permitió la formación como agentes ambientales de 115 habitantes de aldeas de pescadores y de recolectores en tres reservas ambientales en Amazonas, el mayor estado de la Amazonía brasileña y del que Manaos es capital.
Los nuevos monitores viven en tres comunidades del Parque Nacional do Jaú, en ocho de la Reserva de Extracción Río Unini, y en cuatro de la Reserva de Extracción Capanã Gande.
La diversidad geográfica permite que la iniciativa cuente con agentes para proteger los nidos de las tortugas y rescatar huevos amenazados tanto en la región baja del río Negro como en la región en que el Purus desemboca en el Madeira.
Los monitores comenzaron a vigilar las zonas de anidación en septiembre de 2023, cuando los quelonios comienzan a desovar en las playas del bajo río Negro.
Los monitores vigilaron las áreas de desova para evitar que fueran atacadas por predadores o por cazadores que los comercializan, y recogieron los huevos amenazados para ser cuidados en nidos artificiales en una base del ICMBio.
La soltura tuvo un significado especial este año debido a que la sequía histórica de la Amazonía, intensificada por el fenómeno de El Niño y por los cambios climáticos, amenazó las tareas de rescate, ya que dificultó el acceso a algunas regiones en que el nivel de los ríos cayó a sus mínimos.
La sequía también aumentó el tamaño de las playas y consecuentemente del área que tiene que ser vigilada.
Según la especialista en quelonios Camila Ferrara, investigadora de WCS, el extremo calor de los últimos meses también cocinó los huevos en la arena y provocó la muerte de los embriones.
Entre los liberados figuran tortugas de cuatro especies: la charapa arrau (“Podocnemis expansa”), que es el quelonio más conocido de la Amazonía, el cupiso (“Podocnemis sextuberculata”), el chipire (“Podocnemis erythrocephala”) y el terecai (“Podocnemis unifilis”).
Se trata de algunas de las especies más amenazadas de extinción debido al alto valor de sus huevos y de su carne en las comunidades que los consumen.
De las 16 especies de tortugas fluviales conocidas en la Amazonía, 11 sufren algún grado de amenaza, tanto por el tráfico ilegal de su carne y de sus huevos como por otros factores como la deforestación, los cambios climáticos, la construcción de hidroeléctricas o la cría de ganado en áreas de anidación.
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