Una integrante del equipo de recuperación examina una cápsula que contiene las primeras muestras de un asteroide recolectadas por la NASA antes de ser trasladadas a una sala especial para su análisis. (Foto: AP)
Una integrante del equipo de recuperación examina una cápsula que contiene las primeras muestras de un asteroide recolectadas por la NASA antes de ser trasladadas a una sala especial para su análisis. (Foto: AP)

Las primeras muestras de un recolectadas por la en el espacio profundo cayeron en una cápsula con paracaídas sobre el desierto de Utah el domingo para culminar un viaje de siete años.

En un sobrevuelo de la Tierra, la nave espacial Osiris-Rex liberó la cápsula con las muestras a 100.000 kilómetros (63.000 millas) de altura. La pequeña cápsula aterrizó cuatro horas más tarde en una remota extensión de terreno militar, mientras la nave nodriza partía rumbo a otro asteroide.

“¡Tenemos aterrizaje!”, anunció la Operación de Recuperación de la Misión. Funcionarios dijeron posteriormente que el paracaídas se abrió a una altitud cuatro veces más elevada de lo previsto —a aproximadamente 6.100 metros (20.000 pies)—, fundamentando dicha afirmación en la tasa de desaceleración.

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Para alivio de todos, la cápsula estaba intacta y no había sido vulnerada, con lo que sus muestras de 4.500 millones de años de antigüedad permanecían libres de contaminación externa. Dos horas después del aterrizaje, la cápsula estaba dentro de una habitación esterilizada temporal en el Campo de Pruebas y Entrenamiento de Utah, adonde fue llevada en un helicóptero.

El contenedor sellado con las muestras será enviado por vía aérea el lunes al Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston, donde será abierto en un laboratorio nuevo diseñado ex profeso. En el edificio ya se encuentran cientos de kilos de rocas de la Luna recolectadas por astronautas del proyecto Apolo.

“Estamos ansiosos de abrirla. Para mí, la verdadera ciencia apenas comienza”, dijo Dante Lauretta de la Universidad de Arizona, el científico que encabeza la misión. Él viajará a Texas junto con las muestras.

Lori Glaze, directora de la división de ciencia planetaria de la NASA, agregó que las muestras “van a ser un tesoro para análisis científico durante años y años y años por venir”.

Los estiman que la cápsula contiene al menos el equivalente a una taza de escombros del asteroide rico en carbono conocido como Bennu, pero no lo sabrán con certeza sino hasta que abran el contenedor en un día o dos. Algo del material se dispersó y flotó cuando la nave recogió material en exceso, lo cual provocó que la tapa del contenedor se trabara durante la recolección hace tres años.

, el único otro país que ha traído muestras de asteroides, reunió más o menos una cucharadita en un par de misiones.

Los guijarros y el polvo entregados el domingo representan el mayor cargamento obtenido del espacio procedente de más allá de la Luna. Las muestras, componentes básicos preservados de los albores de nuestro sistema solar, ayudarán a los científicos a comprender mejor cómo se formaron la Tierra y la vida, proporcionando un “vistazo extraordinario” a cómo eran las cosas hace 4.500 millones de años, dijo Bill Nelson, administrador de la NASA.

Osiris-Rex, la nave nodriza, despegó en 2016 para llevar a cabo la misión de US$1,000 millones. Llegó a Bennu dos años después y, valiéndose de una aspiradora con una varilla larga, recogió escombros de la pequeña roca espacial redonda en 2020. Cuando regresó, la nave espacial había recorrido 6.200 millones de kilómetros (4.000 millones de millas).

Fuente: AP

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