Aunque las cifras sigan siendo inverificables, la magnitud de las bajas rusas en Ucrania tiene proporciones considerables, simbolizadas por un fenómeno que se observó desde los primeros días del conflicto, la muerte de numerosos generales y oficiales superiores.
El viernes, Ucrania afirmó que abatió al comandante del 49º ejército del distrito sur de Rusia, el general Iakov Rezantsev, y que según el gobierno ucraniano es el sétimo oficial de ese rango muerto desde el inicio de la guerra.
La muerte de Andrei Paliy, comandante adjunto de la flota del mar Negro, fue confirmada en combates alrededor de Mariúpol (sureste) por el gobernador de Crimea (anexada por los rusos), Mijail Razvozhayev.
El consejero del presidente ucraniano, Myjailo Podoliak, se refería la semana pasada a “la extraordinaria” tasa de mortalidad de los oficiales rusos, en lo que ve el signo de “la falta de preparación total”.
“Decenas de oficiales de rango intermedio (tenientes, capitanes) murieron”, afirmó.
Medios de prensa que citan comunicaciones rusas interceptadas por los ucranianos, mencionaron el asesinato de un oficial ruso por sus propios soldados desbordados.
Rusia solo ha reconocido la muerte de un general. Algunas fuentes mencionan 15. Las verificaciones independientes son imposibles por el momento.
“Miro esas cifras con gran prudencia”, explica Colin Clarke, director de investigación de Soufan Center, un think tank con sede en Nueva York. “Pero que se hable de cinco o 15, el que pierdan generales demuestra que la cadena de mando y control ruso es muy bajo”.
Tener como objetivo el alto mando
Los analistas occidentales y expertos militares describen de manera unánime una primera fase de la guerra globalmente fracasada para los rusos.
El ex ejército rojo, que antes poseía una gran fama, mostró grandes debilidades en la calidad de su inteligencia, su logística, sus tácticas erráticas. Eso “obliga a los jefes a estar muy adelante en la línea de contacto”, constata un alto responsable militar francés.
Y adelanta una hipótesis: “las órdenes son mal comprendidas o recibidas, las unidades no obedecen, o hay un problema mayor de estado de ánimo que obliga a los generales a ir hacia la vanguardia”.
Y confirma una probable estrategia ucraniana. “Cuando se busca desorganizar una cadena de mando, se tiene como objetivo a los jefes”.
La tarea es más fácil en la medida que el ejército ruso utiliza instrumentos de comunicación fácilmente interceptables por su adversario.
Las unidades rusas “no cuidan sus procedimientos de seguridad informática y son interceptados con facilidad”, asegura Alexander Grinberg, analista en el Instituto de Seguridad y Estrategia de Jerusalén (JISS).
En el terreno, los responsables operacionales son casi identificables a simple vista, agrega, confirmando informaciones de otras fuentes.
El vehículo del comandante se reconoce por sus “antenas y otros vehículos que lo protegen. Así se identifica el puesto de comando táctico”, señala. Los ucranianos pueden entonces “atacar con un misil antitanque, o aún mejor, con un dron de ataque”.
“Dolor de cabeza”
Los observadores occidentales subrayan que el Kremlin no parece muy preocupado por las pérdidas humanas y que la cultura militar rusa, aun marcada por la herencia soviética, se apoya tradicionalmente en su potencia cuantitativa.
“Las pérdidas no son un freno”, dice un diplomático occidental. Pero se plantea el asunto en términos diferentes para la cadena de mando. Pues, aunque el ejército tiene muchos generales, no son intercambiables hasta el infinito.
“Las cifras cuentan, en particular los oficiales superiores”, asegura Colin Clarke. “Que Putin sacrifique reclutas y mercenarios como carne de cañón es una cosa, pero si las informaciones son exactas” sobre las pérdidas de alto nivel, “la información llegará a la opinión pública y provocará dolores de cabeza a la élite rusa”, considera.
Rusia no hace ningún comentario sobre esos asuntos. Que no haya un desmentido es considerado por algunas fuentes como una confirmación de facto.
Léonid Volkov, aliado cercano del opositor detenido Alexei Navalni, señaló que ningún medio ruso mencionó los funerales, el 16 de marzo, del general Vitali Gerasimov, muerto a inicios del conflicto. Será enterrado sin que su nombre figure en la tumba, afirmó.