Una cuarta parte de los ríos analizados para un estudio mundial tienen niveles potencialmente tóxicos de principios activos farmacéuticos (PAF) y las mayores concentraciones medias acumuladas se han observado en cauces de ciudades como Lahore (Pakistán), La Paz y Addis Abeba.
Un equipo analizó las concentraciones de 61 principios activos en 1,052 lugares a lo largo de 258 ríos de 104 países, entre ellos el Támesis o el Amazonas a su paso por Brasil, lo que representa la influencia medioambiental sobre 471.4 millones de personas, y sus resultados los publica la revista científica PNAS, de la Proceedings of the National Academy of Sciences de Estados Unidos.
El estudio señala que la contaminación farmacéutica afecta al agua en todos los continentes. Las muestras europeas más contaminadas procedían de una campaña de recogida en Madrid; las de Norteamérica se tomaron en San José de Cota Rica y en Australia correspondían a la ciudad de Adelaida.
La investigación destaca que más de la cuarta parte de los lugares de muestreo tenían, al menos, un PAF que superaba los niveles considerados seguros para los organismos acuáticos o que estaban implicados en la resistencia a los antimicrobianos, resultados que, según los autores, demuestran la escala de la contaminación farmacéutica en el medioambiente.
Las mayores concentraciones acumuladas de estos contaminantes se observaron en lugares del África subsahariana, Asia meridional y Sudamérica, en países de ingresos bajos y medios, y en zonas asociadas a infraestructuras deficientes de gestión de aguas residuales y residuos.
La investigación identifica las ciudades de Lahore (Pakistán), La Paz y Addis Abeba como las que registraban las mayores concentraciones medias acumuladas de estas sustancias.
Los principios activos farmacéuticos más frecuentemente detectados en los ríos analizados fueron el antiepiléptico carbamazepina, el antihiperglucémico metformina y la cafeína.
Otros contaminantes hallados en concentraciones potencialmente dañinas eran el propranolol (para problemas cardíacos como la hipertensión); el sulfametoxazol (antibiótico contra las infecciones bacterianas) o la loratadina (antihistamínico).
La concentración más alta para cualquier PAF fue para el paracetamol en un sitio de muestreo en el Río Seke (La Paz), donde el equipo observó evidencia de agotamiento de fosas sépticas y vertido de basura aguas arriba del sitio de recogida de muestras.
La exposición ambiental a los principios activos farmacéuticos perjudica a los ecosistemas y, potencialmente, a la salud humana a través de mecanismos como la resistencia a los antimicrobianos.
Ríos como el Amazonas, el Mississippi, el Támesis y el Mekong fueron objeto de toma de muestras en lugares tan dispares como una aldea yanomami de Venezuela, hasta Delhi, Londres, Nueva York, Las Vegas, Lagos (Nigeria) y Catón (China).
El estudio forma parte del Proyecto de Vigilancia Mundial de Productos Farmacéuticos, dirigido por la Universidad de York (Canadá) y supone la primera investigación a escala mundial de la contaminación de medicamentos en el medioambiente.
Los investigadores esperan que, al aumentar la vigilancia de los productos farmacéuticos en el medio ambiente, se puedan desarrollar estrategias para limitar los efectos potencialmente causados por la presencia de contaminantes.
El codirector del Proyecto de vigilancia mundial de productos farmacéuticos, John Wilkinson, indicó que hace más de dos décadas que se sabe que los productos farmacéuticos llegan al medio acuático donde “pueden afectar a la biología de los organismos vivos”.
Sin embargo, casi todos los datos disponibles se centraban en “unas pocas zonas” de Norteamérica, Europa Occidental y China, aunque con este nuevo proyecto los conocimientos sobre la distribución mundial de productos farmacéuticos en el medio acuático “han aumentado considerablemente”.