En 1990 McDonald’s abrió su primer local en la plaza Puhkin en Moscú; sin embargo, después de 32 años, la franquicia anunció esta semana que cerrará de manera temporal sus 847 restaurantes en Rusia, a causa de la invasión a Ucrania iniciada por Vladímir Putin el pasado 24 de febrero.
Ante este nuevo anuncio, McDonald’s se une a cientos de compañías que han decidido poner en pausa sus operaciones en dicho país, según detalla BBC Mundo. Debido a esta situación, diversos analistas indican que se está retornando la era soviética.
“Con la apertura de McDonald’s, Occidente llegó a Rusia; ahora, con su cierra, se va. La aniquilación de Rusia continúa en todos los frentes”, sostuvo en Twitter Andrei Kolesnikov, presidente del Programa de Política Nacional Rusa en el centro Carnegie de Moscú.
Asimismo, el profesor de ciencia política en la Universidad Massachusetts Amherst, Paul Musgrave, precisa que la salida de McDonald’s de Rusia significa el “cierre de una era”. Además, indicó que con el bloqueo de la mayoría de las tarjetas de débito y crédito “es muy difícil hacer pagos y repatriar las ganancias”.
Se debe señalar que, en la época de la URSS, era constante las carencias y escases en los productos de necesidad primaria e incluso conseguir autos, electrodomésticos, zapatos, libros o cosméticos eran más difíciles.
Por su parte, los medios de comunicación (diarios, estaciones de radio y televisión) recibían financiamiento por parte del Estado rusos, y fueron controlados por el Partido Comunista y el servicio secreto.
“El bloqueo económico arrasa con todo lo que ha resultado del esfuerzo del pueblo durante estas décadas. Todas las reliquias de la democracia de la década de 1990, especialmente los medios de comunicación libres y de calidad, también están siendo destruidos”, explicó Kolesnikov.
Dichos medios soviéticos tenían la finalidad de transmitir, a través de una propaganda, que el Partido Comunista era el “único camino verdadero” para erradicar la ideología occidental. No obstante, aquellos disidentes del sistema socialista eran encarcelados, privados de su libertad, enviados a campos de trabajo forzados o suprimidos.
Desde que inició la invasión rusa en Ucrania, Roskomnadzor, organismo de control de los medios rusos, bloqueó a diversos medios independientes de este país. Asimismo, una nueva ley condenaría a 15 años de prisión para aquellos periodistas que difundan “noticias falsas” que “deshonren” al ejército ruso.
En estos últimos días, el Banco de Rusia estableció un límite a las transacciones en efectivo en moneda extranjera, conllevando que será ilegal comprar cualquier divisa en Rusia. Este caso se asemeja a la prohibición del libre cambio de moneda extranjera que se suscitó en la Unión Soviética, donde los ciudadanos que realizaban estos actos eran encarcelados o condenados a pena de muerte.
Más empresas salen de Rusia
Primero fueron Visa y Mastercard -luego American Express-, que concentran la enorme mayoría de las transacciones electrónicas en Rusia. Después, las piezas de dominó comenzaron a caer una tras otra.
Además de McDonald’s, cientos de compañías occidentales decidieron cerrar, al menos de forma temporal, sus operaciones en el país euroasiático.
Esto implica que productos como Coca-Cola -presente en Rusia desde 1992 y pilar del eje occidental-, dejen de ser comercializados en territorio ruso, o que quienes quieran ver los contenidos de Disney, Sony, Warner Bros o Netflix ya no lo puedan hacer.
Nestlé, Mondelez, Procter & Gamble y Unilever dejaron de invertir en Rusia, pero dijeron que seguirán proporcionando artículos esenciales.
Pepsi, que está en Rusia desde la década de 1970 gracias a la fascinación que causó el refresco en Nikita Kruschev a mediados del siglo XX y que posee en el país una extendida industria de bebidas y alimentos más grande incluso que Coca-Cola, decidió cortar el suministro de algunos de sus productos, pero dejar otros de necesidad básica como lácteos y comida para bebés.
Apple, Microsoft, Samsung y otros gigantes tecnológicos dejaron de vender en el país, mientras que DHL, FedEx, Kuehne+Nagel, Maersk y UPS están deteniendo las entregas.
Las tiendas Starbucks, H&M, Louis Vuitton, Chanel y Cartier también forman parte del éxodo. Y la japonesa Uniqlo, que en un principio había dicho que se quedaría, decidió en las últimas horas su retirada.
Anna MacDonald, administradora de fondos de Amati Global Investors, dijo al programa Today de BBC Radio 4 que las empresas que se unían a la ola de compañías que abandonaban Rusia lo hacían porque “los accionistas y las partes interesadas más amplias no tolerarían la generación continua de ingresos y ganancias” en ese país.