La presidencia rotatoria de la Unión Europea que desde este martes 1 asumió Rumanía, cuestionada por Bruselas por la debilidad de su estado de Derecho, entre otros asuntos, añade tensión a un semestre clave para el bloque comunitario por la consumación del Brexit y las elecciones a la Eurocámara de mayo.
"Rumanía está técnicamente bien preparada para la presidencia del Consejo este enero aunque creo que el Gobierno de Bucarest aún no ha entendido lo que significa asumir el mando de los países miembros", dijo el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, en una entrevista al alemán Welt am Sonntag.
Juncker, que recordó que Bruselas se encuentra en negociaciones con Londres por el Brexit, señaló que para ser capaz de negociar, hace falta "ser capaz de escuchar a otros y tener la capacidad de dejar a un lado tus propios deseos".
"Tengo sobre eso algunas dudas" con Rumanía, dijo Juncker, cuyo colegio de comisarios mantiene un pulso con el Gobierno de Bucarest por la debilidad de la legalidad y el estado de Derecho en el país.
En vísperas de la asunción por Rumanía de la presidencia comunitaria, el Gobierno de centroizquierda de Viorica Dancila desafió a Bruselas con una controvertida reforma judicial que beneficiaría a numerosos políticos investigados por corrupción.
Todo ello a pesar de que el presidente Juncker insiste, como lo ha venido haciendo en los últimos años, en la necesidad de que Rumanía y Bulgaria sean finalmente adheridos al espacio Schengen de libre circulación, del que siguen excluidos.
La CE lleva años denunciando que si no han entrado ya en Schengen no es por motivos técnicos sino políticos y además considera que su adhesión a la Europa sin fronteras interiores ayudaría a debilitar el euroescepticismo creciente en Bulgaria y Rumanía, dijeron fuentes europeas.
La ciudadanía europea en el este se siente de segunda clase y por eso Juncker siempre ha insistido en sus discursos del estado de la UE en que todos los europeos son iguales, vengan de donde vengan y sin importar el tamaño de su país.
Sin embargo, el Gobierno de Bucarest, en la línea del ejecutivo húngaro de Viktor Orbán, no se ha ni contentado con los buenos deseos de Juncker ni achicado ante Bruselas y sus advertencias para que mejoren la calidad de su democracia, legalidad y separación de poderes.
No solo es que Bucarest considere injustas las críticas de Bruselas, es que considera que la CE está usando malas artes en sus averiguaciones.
En su alocución frente al pleno del Parlamento Europeo en Estrasburgo el pasado octubre, Dancila denunció que la aplicación del Mecanismo de Cooperación y Verificación, con el que la Comisión Europea evalúa los progresos de Bulgaria y Rumanía en sus reformas judiciales desde su adhesión a la Unión Europea en el x2007 se lleva a cabo mediante "ilegalidades".
Según explicó Dancila en un debate sobre la salud de la democracia rumana en la Eurocámara, la aplicación de ese mecanismo ha traído consigo "escuchas secretas de parte de los servicios de inteligencia rumanos", lo que ha provocado "ilegalidades" y "vulneraciones de derechos humanos en nombre de la lucha anticorrupción".
"¿Hasta qué punto ese mecanismo de verificación protege a los ciudadanos rumanos? Se habla de nuestros jueces y de medidas anticorrupción, pero no oímos nada acerca de los derechos humanos vulnerados por protocolos secretos, escuchas, extorsiones y creación de pruebas falsas", denunció.
Por otro lado, en relación a otro punto en entredicho de la presidencia rumana, la adecuación de personal y recursos para asumir la presidencia de turno de la UE, ha creado preocupación que apenas días antes de asumirla el nuevo ministro de Asuntos Europeos rumano, Victor Negrescu, presentara de forma sorpresiva su dimisión.
La primera ministra Dancila se ha apurado a dejar claro que a pesar de esos cambios de última hora el país estará "a la altura" para la responsabilidad que se le viene encima.
Entre sus prioridades temáticas para los próximos seis meses estarán la convergencia, seguridad, una Europa como actor global y con valores comunes.
Rumanía, que goza de la banda ancha de Internet más rápida de la UE, desea además propulsar la transformación digital en la industria europea, a través del fomento de 'startups' y el impulso de la inteligencia artificial.
La presidencia rumana sigue a la austríaca y precede a la finlandesa, que coincidirá con el reparto de cargos de la próxima legislatura en las instituciones comunitarias.