Tusk pide una solución para la frontera aceptable para Irlanda y la Unión Europea

El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, aseguró hoy que cualquier solución propuesta por el Reino Unido sobre el futuro de la frontera norirlandesa debe de ser aceptable para el Gobierno irlandés y sus socios comunitarios.

Tusk efectuó esas declaraciones tras reunirse en Dublín con el primer ministro irlandés, Leo Varadkar, con quien analizó los progresos efectuados en la primera fase de las conversaciones sobre la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE).

"Si la propuesta del Reino Unido es inaceptable para Irlanda, también será inaceptable para la UE", dijo Tusk, al tiempo que recordó que será necesario "lograr progresos suficientes" respecto a la frontera norirlandesa antes de "que puedan continuar las negociaciones".

Los Veintisiete celebrarán el 14 y 15 de diciembre próximos una cumbre para decidir si se puede pasar a la segunda ronda de negociaciones sobre el "brexit", cuando se abordará la relación comercial que tendrán Londres y Bruselas tras su divorcio.

El Gobierno de Dublín ha pedido al Reino Unido más claridad para que explique cuál es su propuesta para mantener la frontera de Irlanda del Norte tan abierta como sea posible cuando abandone el mercado único y la unión aduanera, clave para las dos economías de la isla de Irlanda y su proceso de paz.

En este sentido, Tusk recordó hoy que la decisión del Gobierno británico de salir del bloque comunitario ha creado "incertidumbre para millones de personas".

"El Reino Unido empezó el 'brexit' y ahora es su responsabilidad presentar un compromiso creíble para hacer todo lo que pueda para evitar una frontera estricta", indicó el presidente del Consejo Europeo.

Tusk recalcó que ha instado a la primera ministra británica, la conservadora Theresa May, a que ponga "una oferta final sobre la mesa" antes el próximo lunes, de manera que "podamos evaluar" si se pueden efectuar avances en la citada cumbre.

Además del asunto de la frontera, la UE confía en cerrar la cuestión de los derechos de los ciudadanos y la factura de salida que debe pagar el Reino Unido, antes de decidir si pasa a la siguiente ronda de conversaciones.