El líder ruso Vladimir Putin se ha asegurado algunas victorias en su enfrentamiento con Occidente sobre Ucrania, pero es demasiado pronto para saber cuál será el final de una crisis que podría convertirse en una nueva Guerra Fría, incluso si se evita el conflicto, dijeron observadores del Kremlin.
Estados Unidos ha refutado la afirmación de Moscú de que estaba retirando parcialmente las tropas concentradas cerca de Ucrania, diciendo que Rusia seguía acumulándolas y lista para una inminente invasión si así lo decidía.
Moscú, que lo niega, acusa a Occidente de ignorar sus principales exigencias en materia de seguridad, pero el máximo responsable de la diplomacia, Sergei Lavrov, le dijo a Putin el lunes que diera más tiempo a las conversaciones, pese a que había dicho que no quería ser arrastrado a unas negociaciones tortuosas.
Para Putin, la procesión de dignatarios extranjeros que acuden a conversar con él, entre ellos el presidente de Francia, el canciller de Alemania y dos ministros británicos, es ya una victoria, pues sitúa las preocupaciones de Moscú en materia de seguridad en lo más alto de la agenda mundial.
“Su mayor logro es haber captado la atención de Occidente”, dijo Andrey Kortunov, director de RIAC, un centro de estudios cercano al Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia. “Al menos ahora son plenamente conscientes de la posición y la narrativa de Rusia. Creo que es un gran logro, y veamos qué pasa después y si puede reclamar algo más”.
Occidente ha tachado de extravagantes muchas de las demandas de seguridad de Moscú, que incluyen una propuesta para que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) retire sus infraestructuras a las líneas de 1997, poner fin a la expansión de la alianza y declarar un veto a la adhesión de Ucrania.
Washington ha ofrecido conversaciones sobre algunos asuntos. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo el martes que había ideas concretas para “establecer un entorno de seguridad en Europa” que incluya nuevas medidas de control de armas, transparencia y estabilidad estratégica.
“Por supuesto, esto no es exactamente lo que Rusia quería, pero creo que, siendo realistas, es lo que Rusia podía esperar obtener”, afirmó Kortunov.
Sanciones y unidad de la OTAN
No cabe duda de que la concentración de Rusia cerca de Ucrania -que Biden estimó en más de 150,000 efectivos el martes- ha supuesto costos de reputación, ha galvanizado a la OTAN y ha hecho que Ucrania reciba una avalancha de ayuda militar.
Las acciones rusas y el rublo se han visto afectados por la amenaza de Occidente de imponer duras sanciones.
Preocupada por los movimientos rusos, la OTAN también ha desplegado más tropas en Polonia, Lituania, Letonia y Estonia, y está elaborando planes para nuevas unidades de combate en el centro y sureste de Europa.
“Como tantas veces, su intimidación militar ha resultado contraproducente y sólo ha centrado las mentes occidentales en la necesidad de defender Europa contra Rusia. Ha reforzado la unidad de la OTAN”, dijo Keir Giles, miembro asociado de Chatham House.
Semana decisiva
La tensión volvió a aumentar el jueves después de que los rebeldes respaldados por Rusia y fuerzas ucranianas intercambiaron acusaciones de disparar proyectiles sobre la línea de alto el fuego en el este de Ucrania. Gran Bretaña acusó a Rusia de intentar fabricar un pretexto para una invasión.
Esta semana se considera un momento decisivo que podría llevar la crisis a una nueva fase.
El domingo finalizan unas enormes maniobras militares en Bielorrusia, al norte de Ucrania. Moscú siguió anunciando el jueves la retirada de tropas de la anexionada Crimea y el Kremlin rechazó el escepticismo de Occidente, diciendo que el proceso llevaba tiempo.
“Si realmente vemos el comienzo de una retirada de tropas, entonces podremos decir que esta fase de la crisis ha terminado. Es demasiado pronto para relajarse”, afirmó Volodymyr Fesenko, director del grupo de reflexión Penta, que tiene su sede en Kiev.
Sir John Sawers, exjefe del servicio de inteligencia británico MI6, declaró el miércoles a la BBC que la crisis podría estar en un punto de inflexión, aunque consideró que Putin todavía tenía varias opciones militares en Ucrania.
“Creo que, en cierto modo, el presidente Putin pensará que va ganando por puntos en esto”, dijo Sawers. Mencionó la promoción de las preocupaciones en materia de seguridad de Moscú, la intimidación a Ucrania y poner de relieve la dependencia de Europa del gas natural ruso.
Esta semana, Putin obtuvo una nueva herramienta para presionar a Ucrania sobre el conflicto, después de que los legisladores rusos le pidieron que reconociera la independencia de las regiones separatistas del este respaldadas por Rusia en ese país, según analistas.
El reconocimiento de esas repúblicas autoproclamadas haría descarrilar el proceso de paz basado en los acuerdos de Minsk del 2014-2015 para poner fin a los combates.
¿Una nueva guerra fría?
Fesenko opinó que, incluso si Rusia desactiva la crisis retirando las tropas ahora, Moscú podría fácilmente hacerlas regresar rápidamente como en la primavera boreal pasada.
Eso podría suponer el escenario de una especie de nueva Guerra Fría en la que la tensión y el enfrentamiento político se consoliden y sean más constantes.
“Creo que esto es lo más probable porque Putin no puede retroceder y no puede dar un paso atrás por principios”, manifestó.
“Los números podrían fluctuar, pero las tropas permanecerían y la confrontación política también. Esto, por supuesto, será un poco diferente a lo que ocurría con la Unión Soviética, pero, sin embargo, esta confrontación durará bastante tiempo”.