El alza de los precios de la energía pesa en los hogares, pero no debería provocar una crisis como la de los años 1970, y debería bajar para principios del año próximo, declaró la economista jefa del FMI, Gita Gopinath.
Los precios de la energía colapsaron el año pasado en medio de la paralización de actividades impuesta para contener la pandemia de COVID-19, pero el 2021 ha traído un fuerte repunte de la demanda a medida que la economía mundial se recupera, dijo.
En el mercado de la energía, en el hemisferio norte un invierno largo y frío seguido de un verano particularmente caluroso generó una mayor demanda y un agotamiento de las existencias, especialmente de las reservas de gas en Europa.
“Esta recuperación es realmente única”, manifestó Gopinath, al margen de las reuniones anuales del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.
La oferta de muchos otros bienes no ha podido recuperarse tan rápido como la demanda, obstaculizada en parte por la propagación de la variante delta del coronavirus, que ha hecho que los trabajadores se muestren reacios a regresar a sus puestos de trabajo y alteró las cadenas de suministro.
Esa escasez de mano de obra está “alimentando las presiones sobre los precios” en países como Alemania, Estados Unidos y Japón, explicó Gopinath.
“Estamos en una situación difícil en la que hemos visto que los precios subieron de manera muy pronunciada”, y la pregunta clave es si eso persistirá, dijo.
¿Apagones?
Si bien los precios de la energía “estarán elevados” durante los próximos meses “esperamos que vuelvan a bajar para fines del primer trimestre del próximo año y en el segundo trimestre”, sostuvo Gopinath.
“Una vez que pasemos los meses de invierno (boreal), estaremos mejor”, manifestó.
Los precios del petróleo se dispararon en las últimas semanas, registrando máximos de varios años el lunes, con el crudo WTI de referencia subiendo por encima de los US$ 80 el barril por primera vez desde octubre del 2014 y un 30% desde agosto, lo que provocó la caída de los principales mercados de valores.
Este aumento de los precios de la energía incrementó temores de que la inflación pueda aumentar aún más y obstaculizar la recuperación económica mundial de la recesión causada por la pandemia.
Gopinath advirtió que el clima influirá, ya que un invierno boreal muy severo podría provocar cortes de energía de mayor alcance y apagones “que tendrán un efecto mucho mayor en el mundo”.
El peor escenario
El peor escenario sería “un invierno extremadamente severo en el hemisferio norte”, lo que aumentaría la demanda de energía, combinado con una incapacidad de los productores, incluida la OPEP+, para responder con un aumento de la producción, lo que podría impulsar la inflación, dijo.
En febrero del 2021, temperaturas polares y tormentas de nieve provocaron un aumento en el consumo de electricidad en el sur de Estados Unidos.
Texas, con una población de casi 29 millones, no pudo satisfacer la explosión de la demanda y los apagones afectaron a cientos de miles de hogares.
Sin embargo, Gopinath no espera una crisis como la del petróleo en la década de 1970 porque el mundo depende mucho menos de la energía en relación con el tamaño de la economía.
“Se necesitaría un aumento mucho mayor en los precios del gas, por ejemplo, para tener una especie de evento estanflacionario”, indicó, refiriéndose a la crisis económica de hace cinco décadas, cuando la inflación se disparó debido a los altos precios del petróleo y el crecimiento se estancó.
Los últimos pronósticos del FMI señalan un regreso de la inflación a niveles prepandémicos para mediados del 2022, pero advierten sobre una “alta incertidumbre” y riesgos al alza en Estados Unidos.