Un informe de la publicación especializada en barcos de lujo Boat International ha revelado que las personas con mucho poder adquisitivo han gastado más de US$1.400 millones en superyates en 2021, con la finalidad de escapar de las restricciones provocadas por la pandemia de coronavirus.
Se trata de “la racha más intensa de ventas de la que hay registros”, afirma Boat International, y sus expertos creen que este año será el que registre más ventas de yates de lujo de segunda mano.
Stewart Campbell, director de Boat International, explicó a la BBC que los superyates más pequeños suelen costar entre US$1′220,000 y US$6 millones en el mercado de segunda mano y tener unos costes cercanos a los US$ 250,000 anuales en tripulación, combustible y derechos de atraque.
Precisó que el incremento de las ventas se debió a “un grupo de gente muy rica” que quería eludir las restricciones de viaje y confinamientos provocadas por la pandemia y decidió comprar un superyate como solución, como una manera de “una manera de minimizar los inconvenientes” y poder visitar, por ejemplo, el mediterráneo.
Más del 50% de las ventas de superyates se producen en Estados Unidos, señaló Campbell, por lo que sus dueños pueden navegar por aguas norteamericanas sin tener que cumplir con las fuertes restricciones de viajes impuestas en algunos estados.
Campbell agrega también que los dueños de las embarcaciones “no querían acercarse a tierra”.
Según Boat International las tres ventas principales de yates de segunda mano en 2021 fueron el buque Solo, que se vendió por algo más de US$ 76 millones; Elixir, con un precio de salida de US$ 47′541,000; y Sheridan, por el que se pedían en principio más de US$ 35 millones.
La compra de estas embarcaciones ha generado críticas, sobre todo de la organización Oxfam, que combate la pobreza en el mundo, y que asegura que es “obsceno” que todo ese dinero no se esté dedicando a la compra de vacunas.
Según sus cálculos, se podría haber vacunado países enteros.
Max Lawson, responsable de políticas de desigualdad en Oxfam Internacional, dijo a la BBC que “lo que se han gastado los millonarios en superyates es más que el coste de la vacunación total de un país como Nepal, donde el COVID-19 se está cobrando un terrible peaje”.
“Es obsceno, una señal de que el mundo tiene gravemente equivocadas sus prioridades, que con toda esa riqueza disponible, los países pobres no puedan conseguir las vacunas que necesitan para proteger a su población”, afirmó.