La modificación genética de mosquitos para luchar contra enfermedades transmitidos por este animal, tales como la malaria, el dengue o el zika, genera aún debates en la comunidad científica, aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) abrió la puerta a su desarrollo siempre que sea regulado.
Una nueva guía de actuación en este campo emitida por la organización reconoce que los mosquitos transgénicos “pueden ser una valiosa nueva herramienta para luchar contra estas enfermedades” y su enorme impacto en muchos países, especialmente naciones en desarrollo.
La nueva guía fija estándares para esta investigación y describe las prácticas más recomendables, con el fin de que el desarrollo de este tipo de insectos modificados se lleve a cabo de forma ética y segura, destacó la OMS en un comunicado.
Los actuales estudios sugieren que el desarrollo de mosquitos transgénicos puede ayudar a combatir la creciente resistencia de este tipo de insectos, en su versión no modificada, a los insecticidas, o controlar mejor sus picaduras.
La malaria, una de las enfermedades que se quieren combatir con esta nueva herramienta, causa anualmente 400,000 muertes en todo el mundo.
“En las dos últimas décadas hemos logrado grandes resultados con métodos ya existentes, evitando más de siete millones de muertes y 1,500 millones de casos, pero los mosquitos modificados genéticamente son una de las nuevas herramientas que nos pueden ayudar a acelerar el progreso”, afirmó el director del Programa de la OMS contra la Malaria, el español Pedro Alonso.