El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, buscaba el domingo un cuarto mandato en unas elecciones contra varios candidatos poco conocidos, mientras los aspirantes con opciones reales permanecían en prisión.
Más de 13,000 puntos de votación se abrieron el domingo por la mañana, horas después de que la oposición denunció más arrestos de sus líderes y activistas en distintas zonas del país. Ortega denunció, por su parte, la presunta interferencia de Estados Unidos.
La oposición pidió a los nicaragüenses que se quedaran en casa en protesta por un proceso electoral criticado de forma generalizada y que las potencias extranjeras consideran poco creíble.
Los comicios del domingo determinarán quién ostentará la presidencia durante los próximos cinco años, además de 90 de los 92 escaños del congreso nacional y la representación nicaragüense en el Parlamento Centroamericano.
El Frente Sandinista de Ortega y sus aliados controlan el congreso y todas las instituciones del gobierno. Ortega sirvió un primer mandato como presidente entre 1985 y 1990, antes de regresar al poder en 2007. Hace poco declaró “copresidenta” a su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo.
La policía detuvo en junio a siete posibles aspirantes a la presidencia por cargos que básicamente equivalían a traición. El día de las elecciones seguían detenidos. Otras dos docenas de líderes opositores fueron detenidos antes de la votación.
Los otros candidatos del domingo eran políticos poco conocidos de partidos menores considerados como afines al Frente Sandinista de Ortega.
La víspera, la opositora Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) se declaró en “estado de alerta” tras reportar la captura de al menos ocho de sus dirigentes “secuestrados —según dijo— por el régimen en redadas ilegales” durante la tarde y noche del sábado.
La Alianza Cívica denunció a su vez casos de “hostigamiento, vigilancia, amenazas, intimidación, acoso, ataques, detenciones ilegales y arbitrarias” de algunos de sus dirigentes en diversas localidades del país.
Los observatorios ciudadanos Urnas Abiertas y Monitoreo Azul y Blanco —vinculados a la oposición— reportaron 21 arrestados en nueve departamentos (provincias), de los cuales —aseguraron— cinco fueron liberados.
La Policía Nacional no había confirmado ni desmentido las denuncias opositoras. Después de ejercer su voto, tanto el director de la policía, Francisco Díaz, como el jefe del Ejército, general Julio Avilés, aseguraron que las votaciones se desarrollaban en “completa tranquilidad”.
Ortega y su esposa sufragaron al mediodía en el capitalino reparto El Carmen, donde se ubica el supervigilado complejo que alberga su residencia y la secretaría del partido sandinista.
Posteriormente, Ortega dio un discurso ante activistas de la Juventud Sandinista, en el cual arremetió contra Estados Unidos y volvió a acusarlo de “fomentar y financiar las protestas masivas de abril de 2018, que su gobierno calificó como “un fallido golpe de Estado”.
Mencionó que el gobierno estadounidense mantiene encarcelados a los simpatizantes del expresidente Donald Trump que asaltaron el Capitolio el 6 de enero. “Tanto derecho tienen ellos como nosotros de abrir juicios contra los terroristas”, afirmó.
Agregó que Estados Unidos “sigue conspirando porque no quería que se realizaran estas elecciones... la inmensa mayoría de los nicaragüenses está votando por la paz y no por la guerra o el terrorismo”.
La policía y el ejército desplazaron 30,000 efectivos para resguardar las votaciones, a las que han sido convocados más de 4,4 millones de nicaragüenses de 16 años en adelante.
A media mañana, las votaciones transcurrían en calma y con pocas personas en las filas frente a las juntas de votación, habilitadas para recibir un promedio de 350 electores durante toda la jornada.
Mientras, en la capital de Costa Rica, centenares de nicaragüenses exiliados a raíz de la revuelta social de 2018 marcharon en contra de Ortega y de lo que llamaron el “circo electoral”, al tiempo en que exigieron la “libertad de todos los presos políticos”.
“Estamos protestando contra el fraude y pidiendo justicia para los asesinados”, dijo el joven influencer Kevin Monzón, que huyó de Nicaragua por amenazas a fines de septiembre.
Con pocas dudas sobre el resultado de las presidenciales, el interés se centraba ya en la respuesta internacional conforme Ortega intenta estrechar su control sobre el poder.
Estados Unidos y la Unión Europea han impuesto sanciones contra el círculo interno de Ortega, pero la respuesta del gobierno fue detener a más opositores.
Un funcionario de alto rango del Departamento de Estado de Estados Unidos, que habló con la prensa bajo condición de anonimato, dijo que el gobierno estadounidense estaba dispuesto a considerar más sanciones dirigidas, pero había intentado evitar medidas que afectaran de forma más general al pueblo nicaragüense.
La Organización de Estados Americanos ha condenado el encarcelamiento de prisioneros políticos en Nicaragua y su falta de voluntad por celebrar elecciones libres y justas, pero el gobierno de Ortega sólo ha arremetido contra la interferencia extranjera.
El organismo regional tenía programado celebrar su asamblea general anual en Guatemala esta semana. Guatemala, Honduras y México están entre los siete países que se abstuvieron el mes pasado en la votación sobre una resolución de la OEA que condenaba la represión en Nicaragua.
Está previsto que las urnas en Nicaragua cierren sobre las 18:00 del domingo y el Consejo Supremo Electoral indicó que los primeros resultados parciales se publicarían en torno a la medianoche. El conteo provisional se esperaba para el lunes.