México protestó contra una subasta en París de bienes prehispánicos, que según la embajadora de ese país en Francia, Blanca Jiménez Cisneros, pertenecen al Estado mexicano y al ser puestos a la venta fomentan el pillaje.
“México reitera su rechazo a la venta en el extranjero de objetos culturales prehispánicos mexicanos que bajo la legislación vigente en nuestra jurisdicción nacional son propiedad de la nación, inalienables e imprenoscriptibles”, afirmó la representante diplomática.
La legación mexicana ha enviado con ese motivo una nota verbal al Ministerio francés de Exteriores con un dictamen del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México para que se investigue la legalidad de esos bienes.
Desde la embajada se ha escrito también a Millon, la casa que efectuará la subasta, y a Drouot, la firma que la difundirá por internet.
La venta de este viernes incluye 381 lotes, con objetos también de Perú, Colombia y Costa Rica, que no se han pronunciado al respecto, según afirma Millon. De ellos menos de una decena proceden de México.
“Nuestro patrimonio no está a la venta”, reiteró la embajadora, que sostuvo que esa subasta “fomenta el pillaje, el saqueo, el tráfico ilícito, el blanqueo de bienes perpetrados por la delincuencia organizada internacional y atenta contra la arqueología moderna al incentivar excavaciones ilegales”.
Desde la casa Millon, en cambio, defendieron la legalidad de lo expuesto y ven como una “estrategia política” la queja de las autoridades mexicanas.
“La venta está en armonía con la ley francesa. México no dice nada contra las personas que trafican y a nosotros, que somos honestos, nos dice que estamos robando”, apuntó el experto Sergio Reynes.
Su casa de subastas, que no contempla frenar la venta, apuntó que se reserva el derecho de denunciar a México por las acusaciones vertidas sobre ellos.
“Me duele que digan que estamos traficando con sus piezas porque las han vendido de manera legal”, añadió Reynes, según el cual los objetos mexicanos expuestos, con un precio estimado de 50 a 2,000 euros, “son piezas chiquitas que no son importantes para su patrimonio”.