Los partidos políticos alemanes intentan este sábado arañar los votos de los indecisos para los comicios del domingo, que marcan el final de la era de Ángela Merkel, y con los sondeos en clave de práctico empate técnico entre socialdemócratas y conservadores.
Los alemanes han alimentado desde comienzos de año las encuestas con datos que han hecho de las curvas de los sondeos una auténtica montaña rusa: en víspera de la consulta el socialdemócrata Olaf Scholz y el conservador Armin Laschet llegan casi igualados a la línea de llegada.
Si en primavera Los Verdes de Annalena Baerbock se podían ver como protagonistas de un cambio histórico su estrella llega sin brillo a otoño, a pesar del reto de la emergencia climática puesto en evidencia por las trágicas inundaciones del verano, con errores no forzados que dejaron a su líder al margen de la carrera.
Las últimas semanas Scholz -ministro de Finanzas en el gobierno saliente de Gran Coalición de Merkel -se vio ganador con margen suficiente para mandar en las coaliciones que los partidos tendrán que negociar, muy probablemente con tres miembros.
De uno a tres puntos de ventaja para Scholz, empate técnico práctico
Este viernes los sondeos mostraron sin embargo que el socialdemócrata apenas puede tener un punto de ventaja sobre Laschet, y si se tienen en cuenta los márgenes de errores posibles de las encuestas, aún ni eso, razón por la cual el término “empate técnico” entró este fin de semana de pleno derecho en el lenguaje preelectoral alemán.
La combinación de una decena de encuestas que publicó este sábado el semanario “Der Spiegel” da unos porcentajes medios en los que ninguna combinación de dos partidos alcanza mayoría: 25% para el Partido Socialdemócrata (SPD), 22% para CDU/CSU (Unión Cristianodemócrata y Unión Socialcristiana), 16% para Los Verdes, 11% tanto para el Partido Liberal (FDP) como para la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) y 6% para La Izquierda.
Vista la situación, y que el voto de los indecisos se calculaba en los últimos días en torno a un 30%-40%, los líderes siguen este sábado en campaña: por ejemplo Laschet, con Angela Merkel en su natal Aquisgrán (oeste); el liberal Christian Linder (FDP) también de gira por el oeste del país y Scholz cerca de la capital.
Fórmulas de coalición
Varias fórmulas se dan como posibles para la creación del próximo Gobierno de Alemania, excluida, por poco probable, una reedición de la Gran Coalición entre conservadores y socialdemócratas que ha presidido Merkel durante los últimos cuatro años, porque su mayoría sería escasa.
Una podría combinar teóricamente a SPD con Verdes y liberales, aunque las diferencias entre estos dos últimos la complican; otra la compondrían los socialdemócratas con Verdes y La Izquierda, muy atacada por los conservadores, que alertan del peligro “rojo” si se diera esa opción.
Los conservadores podrían coaligarse con Verdes y liberales, una opción que se intentó hace cuatro años pero que por las últimas declaraciones del líder de estos, Christian Lindner, parece reabrirse camino.
Exclusiones claras: nadie quiere contar con la ultraderechista AfD y los conservadores excluyen cualquier coalición con La Izquierda, que además según los últimos sondeos estaría casi hasta en peligro de no alcanzar el 5% que necesita para entrar en el Bundestag (cámara baja del Parlamento).
Quedan por delante semanas o meses de negociaciones durante las que los asuntos corrientes de Gobierno seguirán siendo gestionados por Merkel -que ya no tendrá escaño tras los comicios después de haberlo ocupado 31 años-, que hasta podría superar el récord de permanencia en el cargo que tiene su predecesor, Helmut Kohl, si siguiera siendo canciller el 17 de diciembre.
La media de las últimas décadas para encontrar un acuerdo de Gobierno ronda las cinco o seis semanas, pero existe el precedente del 2017, cuando se necesitaron cinco meses y medio de negociaciones para alcanzar el acuerdo de formación de la Gran Coalición.
Merkel abandonará el cargo con buena prensa fuera de Alemania, circunstancia sorprendente sobre todo atendiendo a lo popular que ahora parece ser en un Sur de Europa que la responsabilizó de la austeridad poscrisis financiera del 2008 que infló con millones las cifras de desempleo.
En Alemania, sin embargo, la percepción es menos entusiasta: según un sondeo elaborado por la casa Civey y publicado este fin de semana por el “Augsburger Allgemeine”, un 52% de los consultados no echarán de menos a la canciller frente a un 38% que afirman que les faltará cuando se vaya.
De entre los candidatos Scholz destaca como el que los votantes ven más como canciller, pero en la carrera tan ajustada que disputa contra Laschet en los últimos tramos de estas elecciones los electores no designan directamente al jefe de Gobierno y quien llegue ganador al final de esta montaña rusa no tiene por qué ser el sucesor de Merkel.