Las grandes petroleras mundiales registraron enormes beneficios en el 2021, aprovechando la subida del precio del oro negro, pero esta prosperidad irrita a ecologistas y consumidores, duramente golpeados por la crisis energética.
TotalEnergies anunció el jueves un enorme beneficio neto de US$ 16,000 millones en el 2021, el mayor en al menos 15 años.
Días antes, otros gigantes del petróleo habían desvelado beneficios anuales vertiginosos: US$ 23,000 millones para ExxonMobil, US$ 20,100 millones para Shell, US$ 15,600 millones para Chevron y US$ 7,600 millones para BP.
Este repunte, tras un año difícil en el 2020 debido a la pandemia de COVID-19, era “bastante esperado”, subraya Francis Perrin, investigador asociado del Policy Center for the New South (Rabat) y director de investigación del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (París).
El precio del Brent, tras tocar fondo en abril del 2020 con el barril a US$ 18, “ha subido en media anual, en el 2021 respecto al 2020, un 70%”, recuerda Perrin.
En enero, el precio del barril de petróleo alcanzó su nivel más alto en más de siete años, con más de US$ 90.
“Las petroleras se han beneficiado de una alineación extraordinariamente favorable de los planetas en el 2021″, señala también Moez Ajmi, de la firma EY.
Además del repunte de los precios, las ‘majors’ han procedido a “limpiar” sus activos para quedarse solo con los más rentables.
Otros factores de buena salud, según Ajmi, son “un refuerzo de la política de reducción de costes que se había iniciado desde la caída de los precios en el 2014″ y una “reapertura de las válvulas de la OPEP”, la Organización de Países Exportadores de Petróleo, y de sus aliados.
Poder adquisitivo mermado
La mayoría de las empresas han dado así un “giro de 180 grados” de un año a otro, según Perrin.
Es el caso de la estadounidense ExxonMobil, que perdió US$ 22,400 millones en el 2020 antes de obtener casi el mismo beneficio en el 2021.
Su director general, Darren Woods, alabó las “inversiones específicas” realizadas en plena crisis y el ahorro de costes.
Pese a ello los consumidores han visto mermado su poder adquisitivo por la subida de los precios de la energía y son muy críticos con las compañías petroleras, a las que también piden ser más ecológicas.
En el Reino Unido, las cifras de BP y Shell están dando lugar a peticiones de un impuesto excepcional.
“Estos beneficios son una bofetada a los millones de personas que temen su próxima factura de la luz”, dijo Greenpeace esta semana.
“BP y Shell se embolsan miles de millones gracias a la crisis del precio del gas. Estas mismas empresas son responsables de acercar a nuestro mundo a la catástrofe climática”, denunció también la oenegé ecologista.
Sin embargo, la OPEP espera más que nunca un nuevo aumento de la demanda mundial para el 2022, que volvería al nivel récord de consumo del 2019, antes de la caída ligada a la pandemia.
Al mismo tiempo, el precio del oro negro debería seguir subiendo, según Perrin, para quien una vuelta a los US$ 100 el barril este año es totalmente plausible.
“La crisis sanitaria parece haber llegado a su fin, la recuperación económica en China, Estados Unidos y Europa no parece debilitarse, la oferta sigue siendo limitada debido a la falta de inversión petrolera de los últimos dos años y a la presión medioambiental”, apunta Ajmi.