Llegó a ser conocido como “el rey de los zapatos”, pero tras décadas de fabricar calzado para reyes, reinas y presidentes, Jamil Kopti, de 90 años, teme que las importaciones baratas están matando su oficio.
“Comenzamos a perder clientes uno tras otro y perdimos tiendas hasta que cerramos tres locales”, contó Kopti, considerado el más antiguo fabricante de zapatos a mano en Jordania.
“En los últimos cinco años, nuestra profesión comenzó a declinar dramáticamente cuando los zapatos importados inundaron el mercado”, lamentó el zapatero mientras observaba su otrora próspero taller.
Ahora tiene solo cinco trabajadores, lejos de los 42 que una vez llegó a emplear.
Cientos de moldes acumulan polvo por el taller en el popular distrito de Al Jofeh de Amán.
Después de entrar al negocio en 1949, a los 18 años, Kopti comenzó a acudir a las ferias de calzado de Bolonia y París.
En 1961, en una muestra en la Universidad de Jordania, conoció al difunto rey Hussein y le obsequió cuatro pares de zapatos hechos a mano.
El monarca se volvió su fan, en especial de los zapatos formales negros y “después de eso, por 35 años, yo hice los zapatos del rey”.
“Le encantaban los zapatos clásicos”, comentó Kopti mostrando con orgullo su teléfono móvil con dos fotos antiguas de él con el fallecido rey.
Recibió la Medalla de la Independencia de Jordania y fue invitado frecuente del palacio.
Hecho en Amán
Y la fama de Kopti se propagó. En 1964 el rey visitó Francia, donde se reunió con el presidente Charles de Gaulle.
“Todo el tiempo durante la reunión... tenía los ojos puestos sobre mis zapatos y cuando me preguntó dónde los conseguí respondí +son hechos en Amán+”, le contó el monarca a Kopti.
“El rey Hussein me pidió hacerle dos pares de zapatos a de Gaulle”, recordó Kopti, apuntando que “su talla de zapatos era muy grande”.
Según la Asociación de Fabricantes de Zapatos de Jordania, llegó a haber más de 250 talleres y fábricas de zapatos en Jordania, con 5,000 trabajadores.
Actualmente “tenemos alrededor de 100 talleres y menos de 500 empleados”, indicó Naser Theyabat, jefe de la asociación.
Durante su larga carrera, Kopti ha hecho zapatos para el nuevo rey Abdalá II y la mayoría de los príncipes y princesas, así como dirigentes políticos y militares.
Con cueros importados de Francia, Italia y Alemania, su taller llegó a fabricar 200 pares diarios de zapatos.
Actualmente son como 10 pares, lo que lo obligó a producir calzado médico y para niños.
Pero Kopti cree que su clientela fiel le ayudará a sobrevivir, señalando a un cliente al que ha atendido por 50 años.
Los fabricantes de calzado a mano tuvieron una “era dorada” en los años 1980 y 1990, recordó Theyabat. Pero con el tiempo, crecieron las importaciones.
Sultan Allan, jefe del Sindicato de Textiles, Ropa y Calzado, dijo que antes de la pandemia del COVID-19 Jordania importaba 44 millones de dinares (US$ 62 millones) anuales de zapatos.
Tales cifras podrían haber disminuido como consecuencia de la pandemia.
“Este oficio está al borde de la extinción”, admitió Theyabat, al lamentar que los zapateros jordanos reciben muy poco apoyo. “Por el contrario, la política es inundar el mercado con zapatos chinos”, agregó.
Pocas ganancias
En el taller situado en un viejo edificio del distrito Ashrafiyeh, tres zapateros cosen suelas, pegan tacones y recortan cuero bajo la supervisión del dueño, Zouhair Shiah.
“El declive terrible comenzó en el 2015 cuando el mercado se vio inundado de zapatos de China, Vietnam, Siria y Egipto, contó el hombre de 71 años.
“Yo tenía 20 trabajadores y ahora tengo tres. Hacíamos 60 a 70 pares de zapatos diarios, comparado con menos de 12 hoy día”, lamentó.
Levantó un zapato para indicar que es “fuerte y duradero” y que el par cuesta 20 dinares (US$ 28). “Nuestra ganancia es muy baja”.
Shiah espera apoyo del gobierno para “bajar los impuestos... porque tenemos deudas que no podemos pagar”.
Encorvado sobre una máquina de cortar cuero, Youssef Abu Sariya recordó: “Yo comencé en esto hace 50 años. Amo este trabajo y no sé hacer otro”.
“Lo que nos está pasando es triste, la mayoría de los talleres han cerrado y los trabajadores se han ido. Estoy seguro de que correremos la misma suerte, solo no sé cuándo”, agregó.