La inequidad social y las dificultades de acceso al tratamiento son retos pendientes para afrontar el cáncer infantil en Latinoamérica, una región que ha avanzado mucho en los últimos años en esta cuestión pero mantiene diferencias entre países.
Una amplia delegación de facultativos latinoamericanos asiste estos días en la ciudad española de Barcelona (noreste) al congreso de la Sociedad Internacional de Oncología Pediátrica (SIOP), con la participación de más de 3,000 especialistas, donde comparten experiencias en tratamiento de pacientes y formación de profesionales.
“En estos congresos, antes venían solo médicos de Argentina, Chile, Brasil y Uruguay (los países más avanzados), y ahora ya vienen de todos los otros países de Latinoamérica”, destacó en declaraciones a Efe el oncólogo argentino Guillermo Chantada, el primer latinoamericano en ostentar la presidencia de la SIOP.
El especialista, que vive entre Buenos Aires y Barcelona (trabaja para el hospital español Sant Joan de Déu), resaltó que Latinoamérica ha “avanzado mucho” en el tratamiento del cáncer infantil y que está viviendo un “momento único, en el que los cambios son tangibles”.
Sin embargo, “la inequidad y las dificultades de acceso al tratamiento” en algunas zonas siguen siendo, a su juicio, las asignaturas pendientes en un continente que es “el más desigual del planeta”, indicó.
“En algunos países, diagnosticamos tarde a los niños, el servicio de salud está saturado y no puede dar una respuesta adecuada, el paciente llega a tratarse, pero con pocas posibilidades de éxito, y luego aparecen problemas sociales porque la familia tiene muchos niños, los padres pierden trabajo y abandonan el tratamiento, y vuelve la enfermedad”, denunció Chantada.
Sin embargo, esto no ocurre en todas las zonas por igual, porque el continente va a diferentes velocidades en el tratamiento oncológico.
Chile, Uruguay, Argentina y el norte de Brasil disponen de centros de excelencia para tratar el cáncer pediátrico, con tasas de supervivencia del 80%, que son equiparables a las que se registran en Europa y distan mucho del extremo del 20% de los países más pobres del planeta.
Retraso en Haití y Venezuela
La situación del cáncer pediátrico va íntimamente ligado a la situación económica y social del país, y Haití se encuentra entre los que tiene más problemas para tratar a los enfermos.
“Una parte de los niños ni siquiera llegan a ser diagnosticados y mueren”, lamentó Chantada; sin embargo, enfatizó que Haití está dando pasos adelante, gracias a la ayuda internacional, y “cada día va mejor”.
De Cuba apenas tiene datos la SIOP porque no ofrece información internacional, pero sí de Venezuela, que cuenta con personal formado, aunque también tiene escasez de recursos para atender a los enfermos.
Diferencias en la cobertura médica
Si bien en Argentina, Chile o Uruguay existe coberturas públicas de los tratamientos oncológicos, lo que garantizan que el paciente o su familia no los va a abandonar, no ocurre lo mismo en otros países.
En Bolivia, por ejemplo, el sistema público cubre tratamientos solo parcialmente, y en muchos países de Centroamérica la financiación en la mayoría de los casos es por medio de fundaciones; o, si las familias se lo pueden permitir, viajan a Estados Unidos para que los hijos sean atendidos en un centro privado.
En este contexto, tanto la SIOP como la Organización Mundial de la Salud (OMS) siguen trabajando para que los gobiernos latinoamericanos cubran en su totalidad los tratamientos de cáncer infantil.
“Además, se ha demostrado que (...) cada euro invertido para curar niños, se traduce en tres euros que regresarán al sistema”, subrayó el presidente de SIOP, haciendo hincapié en que un menor que supera el cáncer llegará a mayor, va a poder trabajar y pagará impuestos.