El código sanitario antiCOVID del móvil del abogado chino Xie Yang cambió del color verde normalidad al color rojo peligro poco antes de emprender un viaje a Shanghái para visitar a la madre de Zhang Zhan, una mujer ahora encarcelada que informó desde Wuhan de los primeros compases de la pandemia.
El cambio cromático impidió a Xie acceder siquiera al aeropuerto de Changsha (en el centro del país), a cuya entrada debía mostrar, mediante una aplicación de rastreo para el móvil, que no había estado en zonas de riesgo ni en contacto con infectados por el coronavirus SARS-CoV-2.
Horas antes del viaje, en la noche del 5 de noviembre, dos agentes de policía habían intentado disuadir del viaje a Xie. “Órdenes de arriba”, alegaron, sin lograr mudar la determinación del letrado.
Horas después del incidente en el aeropuerto, el 7 de noviembre por la mañana, su código volvía a estar del color que se le atribuye a la esperanza, pero para entonces ya no había nada que hacer.
La organización defensora de los derechos humanos Amnistía Internacional (AI) asegura que es la primera vez que tiene constancia de que las aplicaciones móviles de rastreo pandémico se usen para dificultar los viajes de disidentes.
Sin explicaciones
“La ‘app’ sanitaria es un asunto científico. No deberían manipularla los bandidos del Partido Comunista de China como herramienta para restringir la movilidad de los disidentes”, protestó en aquel momento Xie a través de sus redes sociales, mensajes que acompañó de capturas de pantalla de su código.
“En China los políticos están por encima de todos -explica el abogado, tres días después del suceso-. Son perfectamente capaces de cambiar los datos en la plataforma (sanitaria). Como me negué a acceder a la petición de la Policía, creo que fueron ellos los que cambiaron mis datos en la plataforma”.
Las horas en las que cambiaron los colores del código también coincidieron con el viaje. “Es fácil deducir que fueron ellos”, apunta.
Pero no se limitó a deducir, sino que fue a la Comisión Municipal de Sanidad el 8 de noviembre a pedir explicaciones.
“Quise saber cómo podía haber pasado eso a nivel técnico. ¿Me acerqué a menos de ocho metros de una zona de riesgo o de un infectado?”, cuenta.
Xie afirma que su código estaba de color verde el día antes de ir al aeropuerto, y que no había estado en ninguna zona de las declaradas de riesgo medio o alto del COVID-19, ni en contacto con ninguna persona con síntomas.
Además, la Comisión Municipal de Sanidad de Changsha confirmó que la ciudad -de la que Xie dice que no salió en las dos semanas anteriores- no estaba en ese momento declarada como zona de riesgo medio o alto de contagio.
Pasado el plazo al que la Comisión de Sanidad se había comprometido para proporcionarle explicaciones, dijeron que no había información alguna que le pudieran facilitar al respecto.
Situaciones similares
La también abogada Wang Yu sufrió una situación similar en las mismas fechas: la aplicación sanitaria de Pekín no le permitió acceder al sistema durante un tiempo y, después, no le permitió detallar su itinerario de viaje real.
La ‘app’ sanitaria de la capital le requirió que introdujera los lugares visitados en los últimos 14 días, un procedimiento estándar cuando se viaja, solo que las únicas opciones disponibles eran de lugares con rebrotes, por lo que, de seleccionarlas, habría sido vetada de inmediato a la hora de entrar en la capital china.
“El código sanitario es una herramienta para manipular a la gente y mantener la estabilidad”, ironizó Wang en Twitter.
Su marido, Bao Longjun, no corrió mejor suerte en esos mismos días al intentar volver a Pekín desde la ciudad oriental de Suzhou.
Bao denunció a través de Twitter que la única opción que la aplicación le permitía elegir era Changzhou, una localidad que entonces era considerada de riesgo epidémico por el COVID-19.
“Pero yo nunca he estado en Changzhou”, dijo Bao. “No podré regresar (a Pekín) si relleno el formulario así. Después de presentar una queja (telefónica), retiraron Changzhou (como único destino seleccionable). Pero ahora tengo código amarillo”, con el que los movimientos están restringidos y el individuo debería estar en casa en cuarentena.
¿Nuevas restricciones?
“Es la primera vez que nos constan casos en los que el Gobierno (chino) esté usando la ‘app’ sanitaria para restringir los movimientos de los defensores de los derechos humanos”, cuentan desde AI.
“Sin embargo -advierte la organización-, las autoridades usan desde hace mucho tiempo el sistema de registro nominal para rastrear a los defensores de los derechos humanos o para restringir sus movimientos”.
“Hay casos en los que estos no han podido viajar porque las autoridades incluyeron sus nombres en la ‘lista restringida’ de la base de datos”, explica un portavoz de AI. “A resultas de lo cual no pudieron utilizar el sistema de emisión de billetes de tren”. Y hubieron de quedarse en tierra.