Con gran parte de las reservas de US$ 640,000 millones de Rusia bajo llave en Occidente y las sanciones que paralizan los flujos de capital transfronterizos, los inversores temen que el invasor de Ucrania se encamine a su primer impago de deuda soberana en divisas.
El miércoles, los inversores extranjeros quedaron atrapados en sus inversiones en bonos en rublos -conocidos como OFZ-, después de que el banco central detuvo temporalmente el pago de cupones y el sistema de liquidación Euroclear dejó de aceptar activos rusos.
El impago de la deuda en rublos tiene un precedente: Rusia renegó de los OFZ durante su crisis financiera de 1998, pero incluso entonces mantuvo los pagos de los bonos en dólares.
Antes de las últimas y devastadoras sanciones occidentales, que congelaron los activos de los bancos centrales, un impago ruso de este tipo no estaba en el radar de nadie.
Esto se debe, en parte, a que Rusia, que califica sus acciones en Ucrania de “operación especial”, sólo tiene US$ 40,000 millones en bonos internacionales pendientes de pago en 15 emisiones en dólares o euros, una cifra minúscula en relación con sus pares y su propio producto interior bruto.
La mayoría de los bonos cotizaban muy por encima del par hasta mediados de febrero, ya que los inversores se desentendieron de la concentración de tropas de Moscú en la frontera de Ucrania y de las advertencias de Estados Unidos sobre la inminencia de una invasión.
Dos semanas más tarde, los inversores en bonos se han dado cuenta de que el impago ya no es una perspectiva lejana. La prima de riesgo de Rusia se ha disparado y los swaps de incumplimiento crediticio -derivados usados para asegurar la exposición- están en máximos históricos.
Y algunos bonos en dólares cotizan ahora por debajo de los 30 centavos por cada dólar de valor nominal, con volúmenes de negociación abismales.
Los extranjeros, que poseen alrededor de la mitad de la deuda en divisas de Rusia, se centran en el 16 de marzo, cuando debe pagar US$ 107 millones en cupones de dos bonos.
“¿Pagará Rusia o no? Hay una incertidumbre muy importante en este momento, después de las sanciones aplicadas al banco central ruso y al Ministerio de Finanzas”, dijo Marcelo Assalin, jefe de deuda de mercados emergentes de la gestora de inversiones y firma de servicios financieros William Blair en Londres, que posee parte de la deuda rusa.
Tanto JP Morgan como el grupo de presión de la banca mundial, el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), han advertido de que existe un aumento significativo del riesgo de que Rusia se vea abocada a su primer impago de deuda externa.
El 16 de marzo es el primero de varios pagos, con otros US$ 359 millones que vencen de un bono al 2030 para el 31 de marzo. El primer pago de capital vence el 4 de abril, cuando vence un bono de US$ 2,000 millones.
Sin Swift
En teoría, Rusia dispone de amplias reservas para cubrir la deuda. En la práctica, la congelación de activos ha reducido lo que el banco central tiene disponible para realizar los pagos.
En segundo lugar, la ejecución de los pagos será más complicada después de que las sanciones hayan limitado el acceso de Rusia a los sistemas de pago globales Swift. Y, por último, la congelación de activos socava la capacidad del país para defender su moneda, aumentando el costo del servicio de la deuda externa.
“La congelación de las reservas de divisas podría debilitar significativamente el rublo y aumentar los temores de impago de la deuda soberana y de las empresas”, dijo Dirk Willer, jefe de estrategia macro, asignación de activos y mercados emergentes de Citi en Nueva York.
El banco central y el Ministerio de Finanzas no respondieron a una solicitud de Reuters para comentar la posibilidad de impago.
No obstante, Rusia podría pagar con el efectivo disponible e incluso sin Swift. Pero muchos sostienen que tiene pocos incentivos para hacerlo, dado que Occidente se ha fijado en los ahorros que tenía en el extranjero.
“La determinación de los gobiernos occidentales de aislar a Rusia del sistema financiero internacional, combinada con una voluntad potencialmente más débil por parte del Gobierno ruso de pagar el servicio de su deuda a tiempo y en su totalidad, eleva la probabilidad de resultados crediticios más severos para los tenedores extranjeros de títulos de deuda rusos”, dijo la agencia de calificación Moody’s.
Rusia ya ha prohibido a los inversores extranjeros la venta de activos rusos nacionales y ha ordenado la suspensión temporal de los pagos de valores a entidades extranjeras.
Para Moody’s, la medida refleja “una creciente falta de previsibilidad de las decisiones políticas”.
Los bonos en sí han sido emitidos con una mezcla de términos y escrituras, señala JP Morgan. En particular, los papeles vendidos después de que Rusia fue sancionada por su anexión de Crimea en el 2014 contienen una provisión para pagos en moneda alternativa.
Si “por razones ajenas a su voluntad” Rusia no puede pagar en las monedas en las que se emitieron los bonos, el dólar y el euro, estos pueden realizarse en dólares, euros, libras esterlinas o francos suizos, muestra la documentación.
El rublo aparece como una opción de moneda alternativa para los bonos emitidos a partir del 2018, señala JP Morgan.
Dado que la mayoría de los eurobonos tienen un periodo de gracia de 30 días tanto en el pago del principal como del cupón, Morgan Stanley calcula que el primer impago posible podría ser el 15 de abril, cuando expira el periodo de gracia en el cupón del bono del 2023.
Mientras tanto, los temores de impago también se han extendido al mercado de deuda corporativa rusa, de US$ 35,000 millones. La empresa estatal Gazprom debe devolver un bono de US$ 1,300 millones el 7 de marzo, una prueba de fuego de la actitud del régimen de Vladimir Putin hacia los acreedores extranjeros.