Después de más de tres años de obras, el gasoducto Nord Stream 2, cuya culminación fue anunciada este viernes, está listo para entrar en funcionamiento.
En el centro de una batalla geopolítica y económica, enfrentó a Estados Unidos y a Alemania, principal promotor del proyecto, pero también a los europeos entre así, además de a Rusia y a Ucrania.
Un sorprendente giro de Washington permitió que Alemania y Estados Unidos lograran entenderse para cerrar el pleito, aunque para Kiev ese gasoducto continúe siendo “una peligrosa arma geopolítica del Kremlin”.
- Más gas para Europa -
El Nord Stream 2 conectará Rusia con Alemania a través de un ducto de 1.230 km bajo el mar Báltico, con una capacidad de 55.000 millones de metros cúbicos de gas al año, siguiendo el mismo recorrido que su hermano gemelo, el Nord Stream 1, activo desde 2012.
Bordeando Ucrania, el trazado incrementará las posibilidades de suministro de gas ruso a Europa, en tanto la producción en la Unión Europea disminuye.
Operado por el gigante ruso Gazprom, el proyecto está estimado en más de 10.000 millones de euros (11.800 millones de dólares) y fue cofinanciado por cinco grupos europeos (OMV, Engie, Wintershall Dea, Uniper y Shell).
- Oponentes estadounidenses y europeos -
Ucrania teme perder los ingresos que saca del tránsito del gas ruso, y ser más vulnerable respecto a Moscú.
Estados Unidos se opuso desde el principio a una obra que debilitaría estratégica y económicamente a Ucrania, que podría aumentar la dependencia de la Unión Europea (UE) del gas ruso y que podría disuadir a los europeos de comprar el gas de esquisto que Washington quiere venderles.
Los europeos también están divididos y Polonia y los países bálticos temen que el bloque acabe cediendo a las ambiciones de Rusia.
En Alemania, los Verdes --que competirán por la cancillería en las elecciones del 26 de septiembre-- se opusieron al proyecto firmemente.
También se escucharon voces en contra desde el partido de Merkel, conservador, a raíz de los conflictos diplomáticos con Moscú, como el caso Navalni o las sospechas de ciberataques.
- Un giro inesperado -
El gobierno del expresidente estadounidense Donald Trump decidió imponer medidas contra las empresas implicadas en las obras del proyecto, en 2019, por lo que varias compañías se retiraron del mismo.
Las obras, que habían empezado en abril de 2018, se vieron interrumpidas en diciembre de 2019, cuando quedaban por instalar 150 km de ducto, y no se retomaron hasta un año después.
Este viernes, Gazprom anunció que las obras terminaron. Según indicó anteriormente su presidente, Alexéi Miller, las primeras entregas de gas podrían realizarse en octubre.
Fue el inesperado cambio de opinión de Washington lo que hizo que el proyecto siguiera adelante.
A finales de mayo, la administración el demócrata Joe Biden, que se había manifestado hostil al gasoducto, anunció que renunciaba a sancionar a la empresa Nord Stream 2 AG.
En julio, Estados Unidos anunció un acuerdo con el Ejecutivo alemán para cerrar esta disputa.
Un pacto que contempla posibles sanciones contra Moscú en caso de mala conducta y el compromiso de que Washington y Berlín defenderán que las medidas que garantizan el tránsito del gas ruso por Ucrania sean prolongadas diez años.
De este modo, Biden pareció apostar por la alianza con Alemania, de la que Washington espera obtener respaldo en otros frentes, como por ejemplo, ante China.