El primer ministro francés, Édouard Philippe, anunció hoy un aumento de las tasas de estudios superiores para alumnos no residentes en el Espacio Económico Europeo (EEE) a partir de septiembre de 2019, hasta los 3,000 y 4,000 euros frente a los aproximadamente 300 euros que deben pagar en la actualidad.
En un discurso durante la presentación de una estrategia para atraer estudiantes internacionales, Philippe consideró "absurdo e injusto" que "un estudiante extranjero acomodado (...) pague la misma cantidad que un estudiante francés poco afortunado cuyos padres residen, trabajan y pagan impuestos en Francia".
"Hemos decidido que los estudiantes internacionales que no residan en el EEE pagarán las tasas de inscripción correspondientes aproximadamente a un tercio del coste real de su formación", detalló el jefe del Gobierno.
Philippe alegó que se trata de una elección "solidaria" que permitirá acoger mejor a los estudiantes que vayan a Francia e insistió en que, pese a la subida, los gastos seguirán estando "muy por debajo" de las tarifas de "decenas de miles de euros" de países vecinos como Holanda y Gran Bretaña.
El primer ministro añadió que van a triplicar el número de becas o exenciones de pago para "los que lo necesiten", subiendo de las 7,000 becas actuales a extranjeros hasta las 15,000.
El plan del Gobierno francés, bautizado como "Bienvenue en France" (Bienvenido a Francia), pretende acoger a 500,000 estudiantes extranjeros cada año de aquí a 2027, frente a los 300,000 que reciben actualmente.
Para esto cuentan con mejorar la acogida simplificando la lista de documentos necesarios para obtener un visado de estudiante, gestión que se podrá hacer a partir del curso que viene por internet.
Además, desde marzo de 2019, los estudiantes que posean un diploma de enseñanza superior en Francia equivalente a un máster y que volvieron a sus países de origen podrán obtener un permiso de residencia para regresar si desean "crear una empresa o buscar trabajo".
Francia es el cuarto destino en acogida de estudiantes y el primero de habla no inglesa, por detrás de Estados Unidos, Inglaterra y Australia, que le arrebató el tercer puesto hace unos años.